CERTIFICACIÓN DIGITAL
Mediante el certificado electrónico se garantiza la confidencialidad, la integridad, la autenticidad y a la vez la imposibilidad de rechazar una notificación electrónica. La certificación digital se erige como sistema de acreditación que permite verificar la identidad de la persona con el mismo valor que una firma manuscrita, autentificando así las comunicaciones generadas por la persona que haya firmado.
Los usos más habituales de un certificado electrónico son:
Gestiones con las Administraciones Públicas. Emisión y aceptación de ofertas. Facturación y contratos electrónicos. Firmar documentos y correos electrónicos. Autentificación en Red. Cifrado de documentos y e-mails, garantizando la confidencialidad de acuerdo con lo que dispone la Ley de Protección de Datos.
Lo que pretende esta Ley, al provocar la tramitación electrónica de todas las comunicaciones entre entidades sin personalidad jurídica y la Administración Pública, no es una forma especial de gestión de procedimientos, sino que tiene que constituir la actuación habitual de relación con las diferentes Administraciones con la intención de mejorar los principios de eficacia y eficiencia de los procesos administrativos y ahorrar costes a los ciudadanos y a las empresas.