El gordo esquiva Catalunya
Los catalanes sólo recuperan treinta millones de los más de trescientos sesenta invertidos
El sorteo del gordo de ayer pasará a la historia como uno de los más atípicos en Catalunya. La resaca mediática de las elecciones coincidió con el tradicional desembarco en el Teatro Real de Madrid de los niños de San Ildefonso. Y también con el boicot de muchos catalanes que han renunciado este año por cuestiones políticas a la ilusión de hacerse millonarios con el tradicional sorteo de Navidad. Si todo esto tuviera alguna lógica, nadie tendría que extrañarse por el hecho de que la lotería haya repartido muy poca suerte en Catalunya. Ni tampoco por el hecho de que Pamplona haya sido la ciudad en la que se celebró la venta de los únicos décimos del gordo (71198) distribuidos desde Catalunya. Esa suerte la repartió la Bruixa d’Or de Sort con la venta de una serie del primer premio, por la que los agraciados se repartirán 4 millones de euros. Pero Xavier Gabriel, el lotero de Sort, no brindó ayer con cava en el Pallars. La administración de Sort estaba, por primera vez en 14 años, cerrada en una fecha tan señalada. Su propietario trasladó meses atrás la sede social de la Bruixa d’Or a Navarra y Gabriel siguió ayer el sorteo, ahora que tanto se habla de exilio, desde un hotel de Pamplona.
El gordo del 2017 se hizo de rogar. Fue cantado a las 11.54 horas y la suerte, como es ya habitual, estuvo muy repartida. El número 71198 se ha vendido en una veintena de administraciones: Villalba (Lugo), Málaga, Jaca (Huesca) Baeza (Jaén), Sort, Madrid, Torrejón de Ardoz, Santander, Cádiz, San Bartolomé (Las Palmas), Murcia, San Pedro del Pinatar (Murcia), Granadilla de Abona (Santa Cruz de Tenerife) y Benetússer (Valencia).
Esas poblaciones han recibido una lluvia de millones de euros (400.000 euros por décimo), pero entre esa veintena de poblaciones agraciadas, donde más ilusión y alegría ha sembrado este último gordo ha sido en la pequeña población lucense de Villalba. En ese municipio, con un presupuesto de siete millones, han caído 544 millones de euros. La suerte la repartió la administraA ción El Alcázar y un bar de las afueras de la población. Entre los agraciados se cuentan también los trabajadores del colegio Insua Bermúdez que compró 109 décimos para repartirlos entre los docentes del centro.
El gordo ha vuelto a aliarse, además de con la Bruixa d’Or, con otra de las administraciones emblemáticas
LA BRUIXA, EN EL EXILIO El lotero de Sort se va a Pamplona para celebrar el reparto de parte del primer premio
de España. Doña Manolita de Madrid tenía también asignado ese número y vendió varios décimos del primer premio.
Ayer fue también un día de fiesta y alegría desenfrenada en el modesto barrio malagueño de la Trinidad. El gordo ha repartido entre unos vecinos que pasan muchos apuros económicos más de 130 millones de euros. Con lo que se vuelve a cumplir el manido dicho de que la lotería de Navidad siempre toca donde más se necesita. Esos décimos se repartieron desde una administración, entre un grupo de trabajadores del Ayuntamiento, una panadería y un gimnasio.
Catalunya se cuenta, por otra parte, entre las menos agraciadas por la suerte de este sorteo de Navidad. Apenas recuperará poco más de 30 millones de euros de los 364 que jugaba al gordo. A falta de datos oficiales serían 30 millones menos de los apostados en el sorteo del pasado año, con lo que se confirman los augurios de los loteros catalanes que vendieron para el sorteo del 2016 décimos por valor de 390 millones. En esta comunidad sólo se habría recuperado el 8,3% de dinero invertido en este último sorteo, sin contar pedreas, terminaciones y aproximaciones.
los 4 millones repartidos por la Bruixa d’Or hay que sumar otros 1,7 que cobrarán los compradores de los décimos del segundo premio (51244) vendidos también en Sort, además de en Barcelona, Badalona y Tarragona. La suerte que más millones ha sembrado en Catalunya se cantó a primera hora (9.14 horas) y llegó con un tercer premio (06914), que ha repartido alrededor de 20 millones de euros desde un centro comercial de Diagonal Mar de Barcelona.
A pesar de que ayer fue día para que los agraciados descorcharan cava y saltaran de alegría, la anécdota de la jornada la protagonizó una niña de San Ildefonso, Aya Ben Hamdouch y no precisamente por cantar el gordo. El entusiasmo mostrado a la hora de repartir la pedrea le valió en más de una ocasión la ovación de las espectadores que atestaban el Teatro Real de Madrid.
APUESTA A LA BAJA Los catalanes habrían gastado 30 millones menos en este sorteo que el año pasado