La Comisión Europea no se mueve, Berlín pide diálogo y respeto a la ley
Los liberales europeos celebran la victoria de Ciutadans y piden generosidad
Las elecciones catalanas del 21 de diciembre pillaron a las cancillerías e instituciones europeas bajando la persiana y preparándose para las vacaciones de Navidad. Las reacciones llegaron con cuentagotas, marcadas por cierta sensación de hastío que el independentismo no renuncia a quebrar en los próximos meses para lograr una implicación europea en el conflicto catalán.
La Comisión Europea, que ayer ya no celebró su cita diaria con la prensa internacional y no lo retomará hasta después de Año Nuevo, hizo saber a través de un portavoz que su posición no ha variado. “Nuestra posición en este asunto es bien conocida y ha sido reiterada a menudo y en todos los niveles. No tenemos ningún comentario que ofrecer sobre el resultado de esta elección regional”, declaró el portavoz comunitario, restando relevancia al carácter plebiscitario que tanto el bloque independentista como el constitucionalista habían dado a los comicios del jueves.
De todos los grupos políticos del Parlamento Europeo la reacción más relevante fue la de los liberales (ALDE), la familia a la que están adscritos tanto Ciutadans como el PDECat. Su presidente, Guy Verhofstadt, no dudó en posicionarse una vez más aunque haciendo un llamamiento a la generosidad de todas las partes para encontrar una solución. “Felicidades a Inés Arrimadas y Ciutadans, que se han convertido en el mayor partido de Catalunya. El desafío más difícil sigue ahí: encontrar un camino común que sane la sociedad catalana”, tuiteó Verhofstadt junto a un dibujo de un corazón con los colores de las banderas de Catalunya, España y la UE. “Ahora debe prevalecer la generosidad de todos”, pidió el líder de los liberales europeos.
Por su parte, Gianni Pittella, jefe del grupo socialista, opinó que las elecciones “confirman la fractura social” y pidió al próximo presidente de la Generalitat que trabaje “para todos los catalanes y por la reconciliación”. El resto de grupos políticos calló. Sí hubo un comunicado de la plataforma EU-Catalonia, a la que están adheridos 19 eurodiputados de varias familias ideológicas, sobre un total de 751, que pidió diálogo y libertad para los “políticos y activistas catalanes en prisión”.
La cuestión catalana surgió ayer en la comparecencia semanal del portavoz del gobierno de Alemania, actualmente en funciones, que pidió a todos los actores políticos a remar en la misma dirección. “Los diputados van a tener que formar ahora un gobierno. Esperamos que eso permita superar las divisiones de la sociedad catalana con el fin de llegar a un futuro común con la participación de todas las fuerzas políticas de España”, señaló el portavoz de la cancillería, Ulrike Demmer. El Gobierno alemán “confía en que todos los actores políticos en España van a aprovechar las oportunidades para el diálogo y la rebaja de la tensión”, enfatizó añadiendo que el futuro Govern “deberá actuar dentro del respeto al Estado de Derecho y la Constitución española”.
Desde París, el exprimer ministro francés Manuel Valls pidió que prevalezca “el diálogo entre Madrid y Barcelona” y que el que el frente independentista renuncie a su agenda, “muerta frente a a realidad”, dijo. “No hay realmente una solución, estamos ante una suerte de punto muerto”, un panorama político muy fragmentado “que no será fácil de gobernar”, declaró en la radio France Info el exjefe de gobierno francés, de origen catalán y muy implicado en las elecciones del 21-D en apoyo de Ciutadans.
Tal y como reveló una reciente encuesta, el interés por la cuestión catalana es escaso Bélgica (el 37% de los flamencos no tiene opinión al respecto, porcentaje que se eleva al 41% en Valonia y Bruselas) aunque es un tema político de primer orden para algunos de sus político, como el partido soberanista flamenco N-VA. “Los que proponen más autonomía han ganado las elecciones catalanas y tienen mayoría parlamentaria”, celebró el ministro presidente de Flandes, Geert Bourgeois, dulcificando siempre los planes de sus aliados catalanes para no incomodar a su propio electorado, reacio a la idea de la independencia. “España no va a poder ignorarlo más, es la hora del diálogo”, dijo.
Carles Puigdemont reiteró ayer desde Bruselas, en una rueda de prensa celebrada en un local frente al Consejo de la UE, su deseo de reunirse con las autoridades comunitarias. Desde que tomó posesión de su cargo como president de
Las reacciones oficiales llegan con cuentagotas pero coinciden en reclamar diálogo Puigdemont pide a las instituciones de la UE que “como mínimo” le escuchen
la Generalitat, nunca ha sido recibido en la Comisión Europea, que ha respondido con excusas a las múltiples demandas catalanas. En julio, sin embargo, después de que su presidente, Jean-Claude Juncker, se viera con el lehendakari vasco Íñigo Urkullo y el president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, cambió de actitud y afirmó que estaría dispuesto a recibir a Puigdemont. Se sugería que, si no lo hacía, era por miedo a escuchar una respuesta de que no le gustara. “Sólo pedimos que se nos escuche, para que se formen una opinión”, reclamó ayer el líder de Junts per Catalunya.