La Vanguardia (1ª edición)

La última afroameric­ana en la Casa Blanca deja el cargo

OMAROSA MANIGAULT ERA LA ASESORA NEGRA QUE TENÍA EL MAYOR RANGO EN EL GABINETE DE DONALD TRUMP, PERO HA DIMITIDO A RAÍZ DE LOS DESENCUENT­ROS CON EL EQUIPO DEL PRESIDENTE SOBRE POLÍTICAS RACIALES

- ANNA BUJ

Ya no queda ninguna mujer afroameric­ana con un cargo relevante que siga en pie en esta Casa Blanca. La última, Omarosa Manigault, comunicó su dimisión al presidente –o fue despedida, no está claro– cuando no hace ni un año que empezó a trabajar en Washington. ¿El motivo? Desencuent­ros por la manera de abordar de Donald Trump y su equipo los asuntos raciales, especialme­nte por la respuesta a la violencia en Charlottes­ville.

“Como la única mujer afroameric­ana en esta Casa Blanca, como asesora al presidente, he visto cosas que me han incomodado, entristeci­do, que me han afectado profundame­nte y emocionalm­ente, a mi comunidad y a mi gente”, declaró a ABC tras una aparatosa salida. Ella lo niega –“¡ridículo!”–, pero dicen que tuvo que ser escoltada para que abandonara la sede presidenci­al después de una discusión con el jefe de Gabinete, John Kelly. Según las malas lenguas, suplicó sin éxito para que le dejaran llegar al despacho oval y hablar con el presidente, con quien le une una amistad.

Manigault, de 43 años, no es una recién llegada para Trump. Originaria de Youngston (Ohio) irrumpió en su vida en el 2004, un buen momento personal del presidente, como estrella del programa de telerreali­dad que conducía en la NBC,

The Apprentice, donde un séquito de jóvenes ambiciosos competían entre ellos para convertirs­e en magnate antes de que él les echara con el famoso “¡estás despedido!”. Ella pronto se entendió bien con Trump. Sus modales agresivos y sus tácticas para batir al resto de concursant­es en la primera edición del programa le hicieron ganarse el apodo de “la mujer que América amaba odiar”. Los estadounid­enses la conocen como la villana Omarosa, y salió en una guía de televisión como una de las más famosas malvadas de la pequeña pantalla. Siempre ha rechazado esta fama: si hubiese sido un hombre, ser dura para los negocios nunca hubiese representa­do un punto en su contra. Fuese como fuese, su éxito fue tal que se convirtió en la única participan­te de la primera edición a la que llamaron para la secuela, años más tarde.

Después quedaron públicamen­te desconecta­dos hasta que Trump la animó a dar el salto en política. Su primer paso coincidió con la convención republican­a, cuando se desveló que entraría a formar parte de la campaña. Su función era contrarres­tar la imagen racista de Steve Bannon para intentar captar el voto afroameric­ano. Fracasó estrepitos­amente. Sólo el 8% de los negros que acudieron a las urnas lo hicieron por Trump: el 88% de sus votos fueron para Hillary Clinton.

La opinión de las minorías al final no fue determinan­te, así que Trump ganó y la volvió a fichar para el equipo que iba a llevar la transición. Luego le dio un cargo en la Casa Blanca, como asesora y directora de comunicaci­ón institucio­nal. Por sus mensajes en las redes sociales, ella compartía la agenda del presidente y hasta se casó, el mayo pasado, en su hotel de Washington DC. Pero trabajaba justo en el departamen­to en el que menos duran los altos cargos de esta Administra­ción. Desde la investidur­a, el 20 de enero, han dimitido o han sido cesados el director de comunicaci­ones Michael Dubke, sustituido en julio por el descarado tiburón Anthony Sca- ramucci, que apenas duró diez días. De momento sigue Hope Hicks de forma interina, aunque la joven ya ha asumido plenamente las funciones sin alzar la voz. También cayó el portavoz Sean Spicer, una muerte anunciada desde que se burlaron de él en Saturday Night Live.

La decapitaci­ón de Manigault –que seguirá cobrando su astronómic­o sueldo hasta el 20 de enero– se debería a haber chocado con dos de las personas más influyente­s en el ala oeste, Kelly y el yerno Jared Kushner, en sus ansias de poder. “Cuando pueda contar mi historia, es una historia profunda que sé que el mundo va a querer escuchar”, ha amenazado. En la Casa Blanca se dice que algo cambió en ella cuando Trump no condenó las manifestac­iones supremacis­tas de Charlottes­ville. Ahora, el único afroameric­ano con una buena posición en el Gobierno es el creacionis­ta Ben Carson, secretario de Vivienda.

Fue la estrella de ‘The Apprentice’, el ‘reality’ de Trump, por su agresivida­d contra los demás concursant­es

 ?? STRINGER / REUTERS ?? Manigault el pasado agosto durante la reunión de la Asociación
Nacional de Periodista­s Negros
STRINGER / REUTERS Manigault el pasado agosto durante la reunión de la Asociación Nacional de Periodista­s Negros

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain