La Vanguardia (1ª edición)

NAVIDAD BLAUGRANA

LA EXHIBICIÓN DEL BARÇA EN EL BERNABEU (0-3) DEJA AL REAL MADRID A 14 PUNTOS

- Juan Bautista Martínez Madrid

Un golpe a la Liga en toda regla. Un arrebato barcelonis­ta con un equipo que se desmelenó tras el descanso y dejó al Madrid noqueado y prácticame­nte desahuciad­o para la Liga. Una lección de saber competir y de leer el partido con maestría. Un Barça que es un martillo pilón y que puede lucir todos los trajes del arco futbolísti­co. Sabe aguantar, sufrir, trabajar y también jugar. Con una actuación mayúscula los de Valverde mandan a su gran rival a 14 puntos, aunque a los blancos les falta un partido. El líder se va de vacaciones como campeón de invierno, con el Atlético y el Valencia también lejos. Un panorama ideal. “Blanca Navidad”, rezaba el tifo de animación madridista en los prolegómen­os. Al final podían haber sacado otro que pusiera “Pesadilla antes de Navidad” porque eso es el clásico para los blancos en el campeonato y en su casa. Tercera victoria seguida del Barcelona en el Bernabeu en la Liga, algo que no había logrado nunca. Suárez, Messi y Aleix Vidal firmaron los goles, pero resultó un triunfo del colectivo y de Valverde. Maravillos­o estuvo Piqué, imbatible Ter Stegen, inabordabl­e Alba, inteligent­e Busquets o peligroso (para el Madrid) Paulinho.

Pero con el que no pueden es con Messi, importantí­simo un clásico más. Su presencia asusta a Zidane y al madridismo. Le tienen tanto pavor que el francés prefirió a Kovacic antes que a Isco. Una decisión que se demostró de poca grandeza porque al final el croata abandonó la jugada clave del 0-1 para ir a marcar al argentino, con lo que dejó un pasillo enorme para Rakitic. Busquets había girado sobre sí mismo y se la entregó a Ivan. El balcánico encontró a Roberto, desplegánd­ose como una mariposa y picando como una abeja. De primeras el balón llegó a Luis Suárez, que batió a Navas. Una jugada preciosa y que hacía justicia con esa fase del partido.

Porque Valverde superó a Zidane en varios aspectos, uno de ellos ordenar a sus hombres que volvieran al césped tras el entreacto dando dos pasos adelante y sorprendie­ndo al francés, que esperaba que el Barcelona siguiera aguardando acontecimi­entos. Craso error. Zizou no hizo los cambios a tiempo, esperó mucho a poner a Bale y Asensio y cuando salieron ya no tenía nada que hacer el Madrid.

El Barça le estaba dando un baño, y tras el primero vino el segundo. Siguió insistiend­o el líder, olisqueó la flaqueza madridista, y Messi no perdonó desde el punto de penalti en otra acción vital porque además cogió a los relevos blancos a punto de entrar. Suárez falló dos ocasiones en la jugada en la que se fabricó la pena máxima. Se las paró Navas, pero Paulinho, enorme al rechace y maravillos­o en las transicion­es, buscó el balón y cabeceó. Su remate lo desvió con la mano Carvajal. Penalti, expulsión del lateral y gol de Leo que, al contrario que ante el Dépor, no falló desde los once metros.

Cómo lo celebró el crack con los 500 barcelonis­tas que estaban en el palomar. Una parte de Chamartín reaccionó llamándole “subnormal”, como antes un sector del público había rescatado el grito ochentero de “polaco, el que no bote”. Pero los insultos al Barça y a Catalunya y la exhibición numerosa de rojigualda­s no pudieron esconder el desplome de la grada, que la tomó con Benzema. Con uno menos y con Bale y Asensio, fue el momento de Ter Stegen. Desbarató una ocasión del galés y desvió un cacao de Ramos que, mucho antes,

LOS TRAJES DEL BARCELONA El equipo blaugrana resistió en la primera mitad y se desmelenó luego con goles de Suárez, Messi y Vidal EL DUELO DE LOS BANQUILLOS Zidane prefirió a Kovacic antes que a Isco para frenar a Leo, pero Valverde le ganó la partida

debió ser expulsado por un mamporro a Suárez.

La violencia tampoco les sirvió de nada. El Madrid tiró de orgullo para intentar limitar el descalabro, pero el Barça también tenía un páramo a la contra. Semedo rozó el tercer tanto, y André Gomes, también. En las postrimerí­as del duelo lo consiguió Aleix Vidal.

La primera gran noticia del clásico se produjo cuando se oficializa­ron las alineacion­es. Zidane optó por sacrificar el talento de Isco y darle su sitio a Kovacic, que había sido el secante de Messi en la Supercopa. No le salió bien esta vez, y el Barça resistió de entrada con un 4-4-2 recogidito y un Paulinho con muchísima libertad para correr por la sabana del Bernabeu.

Al Barcelona le interesaba que ocurrieran pocas cosas en el descorche y lo logró. Aunque es verdad que los de Zidane dibujaban aproximaci­ones y que percutían por las bandas, en especial por el lado de Sergi Roberto. Desde ese flanco se generaron las dos ocasiones del Madrid en el primer acto. Un tiro de Cristiano que sacó con el pie en un paradón Ter Stegen y un centro de Marcelo a la cabeza de Benzema. El francés envió el balón al palo. Pero el Barcelona basculaba bien, y Piqué se convertía en un valladar.

Era un partido de pizarra. Ese tacticismo se plasmó con Kovacic, que se fue a frenar a Messi. Para nada, porque cuando Leo la tocaba se manifestab­a. Le puso dos balones a Paulinho. Ambos remates los desbarató Navas. Con poco el Barça había rondado el gol. Podía tirar de banquillo el Madrid, pero Valverde se anticipó, el Barça se convirtió en un ciclón y le dijo al Madrid quién gobierna. Avasalla en la Liga cuatro meses después de ser arrasado en la Supercopa de España. Un cambio sideral.

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DENIS DOYLE / GETTY
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CURTO DE LA TORRE / AFP

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