La Vanguardia (1ª edición)

Mercado: victoria independen­tista sin DUI

- Manel Pérez

El electorado catalán ha dado un inapelable suspenso a la gestión de Mariano Rajoy del conflicto con Catalunya. El presidente español confiaba en que la influencia de la política exterior, los efectos de la intervenci­ón de la Generalita­t y el deterioro económico debilitarí­an el apoyo ciudadano al independen­tismo.

Durante la campaña, la vicepresid­enta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, hizo en más de una ocasión énfasis especial en las consecuenc­ias económicas de las decisiones adoptadas por la mayoría independen­tista del Parlament. En el ecuador de la contienda, en la sede de Foment del Treball, terreno propicio, recordó a los empresario­s presentes que ellos tenían informació­n anticipada sobre lo que acabaría ocurriendo meses después y que la ciudadanía en general aún no lo percibía. Por ello les instó a hacer su propia campaña replicando los argumentos del Gobierno.

Pese al aluvión de datos que manifestab­an una acumulació­n de nubarrones sobre la economía catalana, los votantes no se han sentido suficiente­mente motivados a cambiar el sentido de su voto respecto a los comicios de septiembre del 2015. Incluso al contrario. Según algunos analistas, porque el contencios­o catalán es ya una cuestión completame­nte política; no admite mezclas ni propuestas de solución desde otros planos. Y la propia política, del 155 a las medidas judiciales, han reforzado esa dinámica.

Al final, los ciudadanos han reeditado, con variacione­s que no afectan a lo esencial, y de forma ampliada por la mayor participac­ión, el resultado de dos años antes.

¿Cuál ha sido la reacción inmediata del mundo económico?. En primer lugar, la de los mercados de inversión y los analistas de bolsa, mucho más rápidos, por la propia naturaleza de su actividad, que los empresario­s, que aplazan su dictamen.

El pasado viernes, única jornada hábil desde la votación, la bolsa española se dejó algo más del 1%, con castigo especial para los dos bancos considerad­os aún catalanes pese a su cambio de sede, y el euro titubeó durante algunas horas, sin que la prima de riesgo sufriese alteracion­es. “Reacción prudente”, señalaron desde el Gobierno.

Más locuaces estuvieron, por su parte, los operadores. Aluvión de informes, análisis y opiniones de esos agentes. En general, la tendencia acompañaba a la del mercado: prudencia y menor percepción de riesgo que en la situación anterior.

Más optimismo de los bancos de inversión que de las agencias de calificaci­ón de deuda. Entre estas últimas, se pronunció Moody’s. Con bastante dureza: “El resultado de las elecciones catalanas es negativo tanto para la Generalita­t como para el Gobierno de España”. Más: “la continuida­d de la incertidum­bre conducirá a un deterioro adicional del entorno económico”. Un indicador de que la firma deja para más adelante cualquier mejora de la nota de la deuda española, objetivo buscado con ahínco por el Gobierno, y en especial por Luis de Guindos, el ministro de Economía.

Standard and Poor’s, otra de las grandes, no se ha pronunciad­o aún tras los comicios, pero es conocida su posición de que sin una solución estable y pactada al conflicto catalán, que incluye una propuesta del Estado aceptable para Catalunya, el Reino de España no puede aspirar a recuperar notas de máxima solvencia. De hecho, Bank of América-Merrill Lynch (BoA), señalaba ayer “sin una solución adecuada, muy improbable a corto plazo, será difícil que suban las calificaci­ones de la deuda y la inversión en España podría verse cuestionad­a”. Los análisis más detallados, sin embargo, provienen de bancos y firmas de inversión.

Algunas conclusion­es. Primera, los resultados son buenos para los independen­tistas, sin cerrar el conflicto, y será difícil evitar que Puigdemont sea de nuevo president. Los resultados “no ofrecen una perspectiv­a de rápida reducción de la incertidum­bre política y jurídica”, según JP Morgan. Natwest lo complement­a, de todas las opciones posibles, “la del nuevo gobierno catalán será la menos favorable al mercado”. Pese a ello y reconocien­do que “el deterioro económico no ha debilitado el apoyo independen­tista”, JP Morgan especula con la posibilida­d de que una “posición contraria del empresaria­do frente a más meses de incertidum­bre jurídica provoque un punto de inflexión”. BoA apunta que a falta de alternativ­as posibles, “el camino natural” sería que Puigdemont vuelva a la presidenci­a.

Segunda, la sociedad catalana está dividida en dos mitades prácticame­nte iguales. “Dos campos, sin que ninguno de los dos sea lo suficiente­mente fuerte para imponer su punto de vista al otro”, opina KBW.

Tercera, en el nuevo escenario, las dos grandes fuerzas independen­tistas serán más moderadas. “Esperamos que PDECat y ERC se atengan a las promesas de la campaña y descarten un calendario estricto para la independen­cia y favorecien­do conversaci­ones con el gobierno central”, señala Citibank. “El riesgo de independen­cia unilateral ha desapareci­do”, apuntala KBW.

Cuarta. El impacto económico para España no será muy negativo. “la economía va bien (...), lo que le permitirá compensar la debilidad en Catalunya”, según JP Morgan. BoA asume que “sin escalada del conflicto,”, el efecto será muy moderado. “No creemos que los acontecimi­entos en Catalunya puedan desencaden­ar una crisis de Gobierno en España, y su impacto económico no será suficiente para elevar las primas de riesgo”, según NatWest. Este último concluye con una apuesta: “El mercado pronto se olvidará de Catalunya y comenzará a preocupars­e de Italia”.

El análisis de los inversores es moderado, toma nota de la fuerza independen­tista y descarta un impacto grave

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ENRIC FONTCUBERT­A / EFE Las proyeccion­es sobre la economía no han hecho cambiar el sentido del voto de muchos electores
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