Sabia rectificación
La actriz se desmarca de algunas firmantes contra #MeToo
Catherine Deneuve matiza su apoyo al manifiesto de cien mujeres oponiéndose a la campaña #MeToo contra el acoso sexual en una carta enviada al diario Libération.
La tormenta desatada en todo el mundo, pero muy especialmente en Francia, tras la publicación de un manifiesto de cien mujeres oponiéndose a la campaña #MeToo contra el acoso sexual ha pasado factura a Catherine Deneuve, la firmante más conocida. La actriz quiso hacer ayer una serie de matizaciones y en una carta enviada al diario Libération subrayaba que “nada del texto pretende presentar el acoso como algo bueno” y se dirigía a “todas las víctimas de estos actos odiosos que hayan podido sentirse agredidas por la tribuna que apareció en Le Monde. Es a ellas y sólo a ellas a quienes presento mis excusas”.
Como se recordará, el manifiesto publicado la semana pasada en Le Monde arremetía con dureza contra el movimiento #MeToo, nacido tras las denuncias de abuso y violación contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein, al considerarlo un ejemplo de “puritanismo sexual”. “La violación –se señalaba– es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista”. Al margen de las críticas que las feministas francesas, acusando a las firmantes de intentar boicotear un avance hacia la igualdad, el debate durante estos días ha dado pie a comentarios que Deneuve ha querido puntualizar. Especialmente el que realizó Brigitte Lahaie, ex actriz porno, al señalar que algunas mujeres pueden disfrutar cuando las violan.
“Sí, he firmado la petición –señalaba Deneuve– pero hoy me parece absolutamente necesario subrayar mi desacuerdo con la forma con la que algunas de las firmantes se atribuyen el derecho a expresarse en los medios de comunicación desnaturalizando el espíritu mismo del texto”. Y subraya con claridad que decir en una cadena de televisión “que se puede disfrutar de una violación es peor que escupir en la cara de todas aquellas que han sufrido este crimen”.
Así, esta vez la protagonista de Belle de Jour acota el sentido de sus palabras, y señala que su objetivo era el de defender la libertad en una sociedad en la que cada uno se siente con el derecho de juzgar y condenar. Una época, prosigue, en que una simple denuncia en las redes sociales “ocasiona castigo, renuncias y en muchas ocasiones linchamiento mediático”. Deneuve considera que “hay un peligro de limpieza en el arte” y se pregunta si ahora se va a presentar a “Leonardo da Vinci como un artista pedófilo y se van a borrar sus pinturas” o si se van a “descolgar los cuadros de Gauguin”. Considera que es este clima de “censura” el que la ha llevado a dar el paso.
Es muy probable que las matizaciones de Deneuve no convenzan a las feministas francesas, ya que el movimiento #MeToo no trata sobre libertades creativas, sino llanamente sobre la necesidad de poner fin al acoso y al abuso sexual, un problema largamente silenciado, una expresión del abuso de poder de los hombres sobre las mujeres. Ni el movimiento #MeToo se refería a la seducción o al ligue.
La célebre actriz francesa también intenta desmarcarse de algunos de los que le han dado apoyo tras su misiva en Le Monde. “Es por ello –escribe– que querría decir a los conservadores, racistas y tradicionalistas de todo pelaje que han considerado estratégico apoyarme que yo no soy incauta”.
Y lo dice tras querer salir al paso de quienes durante años le han reprochado no ser feminista. Para ello recuerda cómo ella fue junto a Margarite Duras y François Sagan una de las firmantes del manifiesto escrito por Simone de Beauvoir en 1971 Yo me hice abortar. Conocido como El manifiesto de las 343, fue un movimiento de protesta para pedir la despenalización del aborto. “Debo recordar –señala en su carta en Libération– que yo fui una de esas 343 zorras”.
Deneuve se declara una mujer libre y considera que en el futuro la solución contra el acoso vendrá de la educación de los chicos y las chicas, de los protocolos en las empresas. “Creo –dice– que habrá justicia”.
En un artículo pide a conservadores, racistas y tradicionalistas de todo pelaje que no la utilicen