Vuelta a casa tras la tragedia de Premià
Los vecinos del bloque de pisos siniestrado pueden empezar a volver a sus pisos casi un año y medio después de la explosión
El 18 de septiembre del 2016 la población de Premià de Mar quedaba conmocionada por la tragedia, una gran explosión en un bloque de pisos en la céntrica Gran Via. La investigación reveló que el siniestro fue originado por una de las dos víctimas mortales, un hombre que provocó una gran explosión que destruyó la práctica totalidad de dos de las siete plantas del edificio, causando graves daños estructurales. Han tenido que pasar dieciséis meses para que alguno de los vecinos afectados pudiera volver a sus casas. “Pero nunca será lo mismo vivir aquí”, aseguran.
De forma silenciosa, sin apenas hablar de lo sucedido, una a una, las familias del bloque de pisos ubicado en la Gran Via 196-198, esquina con la calle Elisenda de Montcada, han empezado a volver a sus casas después de concluir la rehabilitación del inmueble. En Premià, se hace un silencio espontáneo cuando los vecinos pasan por delante de los pisos en obras, como sentido homenaje a los dos fallecidos, a los 17 heridos, pero también a los 140 vecinos evacuados. Un sentimiento que comparten los concejales, que han declinado hacer declaraciones. “Lo importante es volver a la normalidad”, concluye uno de ellos.
Poco a poco, el bloque de pisos siniestrado sustituye a los operarios por familias. Algunas ya han podido dormir en su antigua casa, sometidas a una reforma integral en la mayoría de los casos. Otros han empezado a hacer la mudanza, con lo poco que pudieron salvar y que guardaron en guardamuebles. Sólo quedan tres viviendas, las más directamente afectadas por la explosión y el incendio posterior, en los que aún trabajan los albañiles, colocando las ventanas. “Prácticamente hemos tenido que reconstruir los pisos, hubiera sido mejor derribar el edificio y hacerlo nuevo”, reconoce uno de los operarios.
En la zona comunitaria también se está actuando aún porque, según otro trabajador, “la prioridad era que pudieran entrar a los pisos lo antes posible”. Quedan tareas por hacer en el ascensor y en la escalera, pero las familias pueden empezar a volver cuando quieran.
Caso aparte es la burocracia que se establece en estos casos. La falta de acuerdo entre las compañías aseguradoras una vez que la investigación de los Mossos apuntó a un siniestro provocado obligó al Ayuntamiento, que en aquel entonces lideraba Miquel Buch, a aportar fondos municipales por valor de 400.000 euros para los primeros trabajos de consolidación del edificio, que ahora reclamarán. La vuelta a la normalidad se deja notar en las calles, sobre todo en la de Elisenda de Montcada cuyo acceso estaba cortado desde el día de la explosión y que acaba de reabrirse al tráfico de vehículos. Sin embargo, como aseguran en un bar, “nadie podrá olvidar jamás lo sucedido”.
Los operarios han trabajado sin descanso para rehabilitar las viviendas afectadas por la explosión