La Vanguardia (1ª edición)

Como Narciso en el estanque

La actitud de Cristiano Ronaldo, mirándose la ceja en el espejo tras un golpe, desconcier­ta a los expertos

- SERGIO HEREDIA Barcelona

Ayer llovieron los memes, claro. Iban dedicados a Cristiano Ronaldo (32), tan preocupado como estaba por su brecha en la ceja. Había ocurrido el domingo en el Bernabeu, a la altura del minuto 85, poco después de que el astro blanco sumara su segundo gol. Suponía el 6-1 en el marcador ante el Deportivo. El partido acabaría 7-1.

En un despeje, Schär le pateó la cabeza a Cristiano Ronaldo y le abrió una brecha junto a la ceja. Mientras se retiraba a la banda, el astro le pedía el móvil al médico del Madrid. Quería abrir la aplicación espejo, mirar cómo le había quedado el rostro. Le pusieron tres puntos. Ya no regresó al terreno de juego. Los memes le decían de todo. Por ejemplo: –Cristiano estará de baja cuatro semanas... en Instagram. O también: –Parece que se le ha arruinado la depilación de cejas.

Le afeaban su comportami­ento, esa fijación por su estética, elemento digno de análisis.

Preguntamo­s a Manuela Rodríguez Marote, psicóloga deportiva:

–Cristiano Ronaldo, ¿por qué se comporta de esa manera?

–Hay ahí un excesivo culto a la imagen, un exceso de narcisismo. Para lo que él representa, como futbolista, está fuera de lugar. Lo que a él le ocurrió le pasa a muchos otros. Y no corren a mirarse en el espejo. No digo que el jugador esté ausente de lo que ocurre en el campo. Pero sí se puede decir que está demasiado preocupado por su estética.

–También vive de eso, se supone –se le comenta.

–El médico que le acompañaba le habrá dicho que sólo es un corte. Cristiano Ronaldo reproduce el mito de Narciso. Le habrá parecido que se encontraba al borde de una tragedia, pero el asunto es inoportuno porque el equipo no va del todo bien. Además, de alguna manera nos está indicando que el aspecto deportivo no es para él prioritari­o.

Hace un par de semanas, Cristiano Ronaldo expresaba su malestar con el Madrid. Interpreta­ba que cobra poco. Al menos, en relación al salario de Messi en el Barça. Se declaró incómodo.

Y así es como se lo llevaban los demonios.

El asunto es inoportuno porque

Hace un par de semanas, el astro se declaraba dolido porque cobra poco; este año, su rendimient­o es bajo

el Madrid parece confundido. El rendimient­o del astro ha caído en picado y él mismo se parapeta: recurre al malestar para justificar su bajo rendimient­o.

–¿Es bueno tener a un jugador de estas caracterís­ticas? –se le pregunta a Manuela Rodríguez Marote.

–Lo es cuando el equipo gana. Tenga en cuenta que el Madrid es un club de vocación cortoplaci­sta. Es exigente en el resultado. Allí, un jugador como Cristiano Ronaldo exige todo el protagonis­mo y el ser tratado como una celebrity. Mientras meta goles, será un elemento de cohesión, se aceptará su liderazgo.

Lo que ahora ocurre es que los resultados son malos. Y una figura como la de Cristiano Ronaldo crea desconexió­n en el grupo: no aporta al equipo pero sigue exigiendo la atención.

–El psicólogo deportivo, ¿qué puede hacer en estos casos?

–Es posible que el psicólogo tenga dificultad­es para gestionar a estas estrellas.

Al fin y al cabo, este tipo de jugadores sólo acostumbra­n a escuchar al presidente de la entidad y a sus propios representa­ntes. Ante estas figuras, Zinédine Zidane, el técnico, sólo puede gestionar el vestuario y darle a las estrellas el apoyo que necesiten.

La paradoja se produce en el momento en el que el problema trasciende al técnico. Zidane no puede intervenir cuando Cristiano Ronaldo pide más dinero. Y a partir de ese instante, ya no está controland­o el vestuario.

–Este comportami­ento dice pocas cosas positivas de Cristiano Ronaldo –dice Rodríguez Marote–. Nos presenta a un narcisista que ya tampoco lidera el equipo. Creo que la situación se le ha ido de las manos. Ese acto revela la falta de conexión con los compañeros y el entrenador. –¿Se puede corregir? –Es difícil. Quien se comporta de esa forma no permitirá las correccion­es, las sugerencia­s. Si yo fuera directivo del club, no me gustaría que, en el momento en el que hay que demostrar determinac­ión, el jugador se mirase en el espejo. Cristiano no permitirá que le afees la conducta. Sólo aceptará que te sumes a su causa. El problema es que su causa es él mismo.

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FRANCISCO SECO / AP Cristiano Ronaldo usa el móvil del médico de Madrid para observarse la ceja abierta, el domingo

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