Francesc Valls y la ‘economía mercantil’
Estas líneas pretenden glosar la obra que nos ha legado Francesc Valls Junyent, del que hemos de lamentar su reciente fallecimiento a la temprana edad de 51 años. Lo conocí de muy joven como autor de un artículo de una calidad extraordinaria. Residió siempre en una pequeña población vitícola, Hostalets de Pierola. Un pueblo de propietarios y de rabasaires de viñas y de vino al cual se hallaba profundamente enraizado. Formado en las mejores tradiciones de la historiografía catalana, muy influido por las obras de P. Vilar, J. Nadal y J. Fontana, dedicó gran parte de su labor investigadora al análisis de la emergencia en Catalunya de la denominada por Adam Smith economía mercantil en la que se gestó el capitalismo y el desarrollo de la industrialización. En opinión de Smith, la clave de dicho crecimiento fue el excedente agrario, el cual, con el tiempo y mediante el nexo del comercio, “se dedicaría a dar empleo a los artesanos y fabricantes…”
Estos influjos determinaron que la labor historiográfica de Valls se alejara de las pautas heredadas de la escuela de los Annales, todavía dominante en el mundo académico en el que se formó, que segmentaba y estudiaba como compartimientos estancos agricultura, industria y comercio. En oposición a tal escolástica, sus investigaciones se orientaron a precisar las interrelaciones existentes entre dichos sectores económicos. Esto se evidencia de forma meridianamente clara en las que han sido sus dos obras fundamentales. En La dinàmica del canvi agrari a la Catalunya interior. L’Anoia, 1720-1860 (1996), estudia un caso de crecimiento agrario intensivo por la vía de la especialización vitícola, como exponente del desarrollo de la economía mercantil, lo que determinó, a su vez, una acusada diferenciación a nivel espacial y unas dinámicas demográficas también divergentes.
En La Catalunya atlàntica. Aiguardent i teixits a l’arrencada industrial catalana (2004), analiza de manera explícita las interrelaciones entre especialización vitícola, expansión de la economía mercantil y crecimiento manufacturero. Precisa que el desarrollo de las exportaciones catalanas de aguardiente, iniciadas a finales del siglo XVII hacia el mercado holandés e intensificadas, a lo largo de XVIII, hacia la costa atlántica francesa (Dunkerke, Calais…) y el mercado colonial americano, tuvo como contrapartida la importación de tejidos de calidad del norte de Europa. Ello, a su vez, ocasionó la expansión de la demanda interna, la proliferación de botigues de teles y, finalmente, el desarrollo de la manufactura autóctona con la aparición de las fábricas de indianes y pintats. En suma, Francesc Valls ha sido un historiador de gran valía y autor de una aportación de enorme relevancia a la historiografía catalana.
Valls precisó la interrelación entre agricultura, industria y comercio catalanes