De la azotea al comedor social
Las claves del éxito de un plan municipal de inclusión social que permite entregar alimentos frescos a personas vulnerables
José Montero y Cristian Morales son padres y se nota. El primero tiene dos hijas y dos nietos. El segundo, más joven, tiene un hijo y otro viene ya en camino. Expertos del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries de la Generalitat, ambos conocen el secreto del éxito de los huertos urbanos que el Ayuntamiento de Barcelona impulsa en edificios municipales.
Ya hay dos. Uno en la azotea del Institut de Persones amb Discapacitat, en la calle València, 344, que funciona desde el 2016. Y otro más reciente, inaugurado hace tres meses en la sede del distrito de Sants-Montjuïc, en Creu Coberta, 104. Pero la iniciativa, que impulsaron técnicos del área de Derechos Sociales como Ferran Urgell y Núria Cardona, ha cosechado tanto éxito que ya hay tres edificios municipales que quieren subirse al tren: uno en Sarrià y dos en Ciutat Vella, que tienen el proyecto muy avanzado.
Jóvenes con capacidades especiales y alumnos de centros ocupacionales como Asproseat y Joia, una entidad sin ánimo de lucro que ayuda a personas con trastornos mentales, aprenden a cultivar y a sacar un rendimiento inaudito a estos huertos. “Son unos alumnos excelentes”, dicen José y Cristian, maestros que se han convertido en amigos y que hablan de Mohamed, Juan, Núria, Ángel, Sanae y Mercè con orgullo. Como harían de sus hijos.
Ayer hubo cosecha, la segunda. La primera dio 13 kilos de acelgas. La segunda, otros tantos. Las verduras acabaron en un comedor social cercano, el de Canpedró, que cada día, festivos incluidos, distribuye cien comidas entre familias vulnerables del barrio. Los propios alumnos llevaron las cajas, felices. Verduras solidarias de kilómetro 0. El comedor, cuyas cocineras aplaudieron esta nueva remesa de suministros, está a cinco minutos de la sede del distrito
¿Cuál es la clave del éxito?, les preguntan a los técnicos del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries. ¿El cultivo hidropónico? ¿El abono? “El único secreto –responden– es enseñarles con la misma ilusión con que ellos aprenden. Trabajar como lo hacen ellos. Y, sobre todo, tratarlos como a nuestros iguales”.