La UE rechaza los planes de Londres para el Brexit
Bruselas se limita a ofrecer un acuerdo de libre comercio
Brexit es Brexit. Si esta frase fue pronunciada en su momento por Theresa May para advertir que no había marcha atrás posible en la salida del Reino Unido de la UE, ayer fueron los responsables europeos los que la utilizaron para recordarle lo que significa Brexit. En concreto, que no hay margen para medias tintas, que cuando se abandona la Unión Europea se pasa a la categoría de país tercero y que, por tanto, se pierden muchos privilegios.
Además, se les indica que no tendrán acceso parcial al mercado único. Rechazo frontal por tanto a las peticiones de la primera ministra británica formuladas en su tercer gran discurso sobre el Brexit, en Newcastle la semana pasada.
En el mandato que los 27 preparan para negociar la futura relación con el Reino Unido una vez haya abandonado la UE, se establece de manera clara que el mercado único es indivisible y que “no puede haber picoteo” eligiendo en qué sectores se quiere participar. También se añade que una vez fuera, el Reino Unido “no puede tener los mismos derechos y disfrutar de los mismos beneficios que un Estado miembro”. Además se lanza una advertencia sobre el impacto de la salida, se pronostica que con Londres fuera del mercado único las fricciones serán inevitables y que esto tendrá “consecuencias económicas negativas”.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, manifestó que, dadas las líneas rojas que los mismos británicos se han marcado, es decir, quedar fuera de la Unión Aduanera y del mercado único, la única alternativa que queda es un acuerdo de libre comercio. “Espero que sea ambicioso y avanzado –dijo Tusk– pero de todos modos será sólo un acuerdo de libre comercio”. Es un no rotundo a las pretensiones británicas de ir mucho más allá y especialmente de incluir a los servicios financieros.
La explicación la dio Tusk formulando con otras palabras la premisa de que Brexit es Brexit: “Nuestro acuerdo no hará el comercio entre el Reino Unido y la Unión Europea en una relación sin fricciones o más suave. Lo convertirá en más complicado y costoso que hoy en día. Esta es la esencia del Brexit”. Y puestos a señalar con el dedo, Tusk no se cortó en absoluto: “Entiendo perfectamente, y por supuesto, respeto, el objetivo político de Theresa May de demostrar a cualquier precio que el Brexit será un éxito y que era la decisión correcta. Lo siento, pero este no es nuestro objetivo”.
A pesar del lenguaje duro, las directrices para negociar la relación futura con el Reino Unido, dejan una puerta abierta a un Brexit más blando si hay rectificación británica. Es el punto número 13 del documento, la llamada cláusula evolutiva, que establece que si las posiciones del Reino Unido evolucionan, la Unión Europea está preparada para reconsiderar su oferta. En el fondo, en Bruselas late la esperanza de persuadir a Londres de que, aunque salga de la UE, permanezca en la Unión Aduanera y el mercado único. De ahí, la inclusión de este punto que permitiría cambiar los términos de la negociación en cualquier momento.
Una cláusula permite un Brexit más blando si Londres rectifica y acepta entrar en el mercado único