La Vanguardia (1ª edición)

Un bus contra el acoso

Prueba piloto del NitBus para que las mujeres puedan bajarse en el lugar más cercano a su trabajo, tanto si hay parada como si no

- DAVID GUERRERO Barcelona

Verónica acaba su turno en un equipamien­to social de la Zona Franca a la una de la madrugada. El autobús nocturno que la lleva hasta su casa pasa 17 minutos después. Podría ir tranquilam­ente hasta la parada que se encuentra a una calle del trabajo pero prefiere apurar todo lo posible para pasar el mínimo tiempo posible esperando. El conductor la ve llegar corriendo y se espera. “Aquí por la noche no hay absolutame­nte nadie, aunque no quieras, sientes insegurida­d”, explica esta trabajador­a social de 31 años.

El autobús de la línea N1, con Jordi Milà al volante, avanza por el mayor polígono industrial de la ciudad sin cruzarse con nadie a pie. En un lugar acostumbra­do al trajín constante, es la hora de menor actividad, entre la salida de los últimos trabajador­es a las doce de la noche y la llegada de los más madrugador­es a las cinco de la madrugada. Tan solo algún coche adelanta el autobús de vez en cuando y entonces las sombras de los árboles de la calle A de la Zona Franca se alargan. El peor momento que recuerda Verónica fue el día que un hombre corpulento se paró con la moto y le dijo que se subiera con él.

El NitBus ha iniciado una prueba piloto en un tramo de esta línea nocturna entre el paseo de la Zona Franca y Mercabarna para evitar situacione­s de acoso. Las mujeres pueden solicitar bajarse en el lugar más cercano a su puesto de trabajo, haya parada o no, siempre y cuando no altere el recorrido del vehículo. La iniciativa lleva una semana y media en marcha y ya han sido varias las mujeres que la han utilizado. En voz baja, los conductore­s confiesan que llevan años haciéndolo por su riesgo y cuenta –porque se exponen a una sanción por incumplir la normativa– cuando ven a alguna chica con miedo, sobre todo al final de la línea, en ese momento en el que quedan un hombre, una joven y el conductor.

“¡Me van a decir que soy una princesa!”, le contestó una mujer de 35 años al conductor cuando le explicaron la posibilida­d abierta. Desde entonces, lo usa cada noche para bajarse lo más cerca posible de la fábrica en la que trabaja, que queda al final de una calle entre dos paradas. Se ahorra recorrer una manzana

Muchos conductore­s admiten que llevan años ayudando a las viajeras, como acepta ahora la compañía

entera en medio de la negra noche, con lo que reduce las veces que tiene que mirar hacia atrás si escucha un ruido y ya no hay tantas posibilida­des de que se le acelere el pulso aunque no quiera porque se cruza con un desconocid­o, que con toda probabilid­ad será un hombre. En los seis viajes realizados anoche por La Vanguardia a bordo del N1 se contabiliz­aron solo tres mujeres a bordo frente a decenas de hombres. Pasión Enríquez es una de ellas. Trabajador­a del mercado del pescado de Mercabarna, recuerda que la primera vez que cogió el autobús para ir a trabajar le “daba cosa” y a una amiga le comentó que de camino solo se encontraba a hombres. Ahora se han convertido en sus amigos. Hacen el recorrido desde plaza Espanya hasta Mercabarna comentando la actualidad con Francisco y Jose Pablo, dos compañeros que empiezan a trabajar en la misma hora en el matadero. “Nos conocemos todos, eso aporta un plus de tranquilid­ad”, reconoce Pasión.

La otra línea en la que se ha puesto a prueba el funcionami­ento del bus a demanda, la N9, pasa por una zona residencia­l entre Montgat y Tiana. En ese caso los usuarios no son de esos que, como dice el conductor Pedro Martínez, “si no lo coge hoy es que se ha dormido y llegará tarde”. Es en un entorno residencia­l y en ese caso las usuarias son más esporádica­s y, sobretodo, de las noches de fin de semana.

Los responsabl­es de la iniciativa en el Àrea Metropolit­ana de Barcelona preparan carteles y panfletos a repartir en los autobuses para que más mujeres la usen. Se prevé extenderla a otras líneas en los próximos meses, básicament­e en “barrios aislados de municipios con poca densidad”, dice el vicepresid­ente de Movilidad, Antoni Poveda. Hasta entonces, en la Zona Franca y en Tiana se podrá seguir pidiendo paradas a demanda. Y en el resto de líneas, los conductore­s seguirán siendo ángeles de la guarda.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Una mujer con su hijo viaja en un autobús nocturno lleno de hombres en el paseo de la Zona Franca
ÀLEX GARCIA Una mujer con su hijo viaja en un autobús nocturno lleno de hombres en el paseo de la Zona Franca

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