La Vanguardia (1ª edición)

¿Hay expectació­n?

- Julià Guillamon

Días atrás, en un cine cerca de casa estaban haciendo obras en la fachada. Cuando han retirado el toldo, en el lugar de las cajas de luces con los carteles, veo unas letras con el nombre del cine. Ya sé que para saber las películas no hace falta mirar los carteles. Las puedes consultar de mil maneras: en las carteleras de los periódicos, el cine, además, tiene una página web. Cada una de las salas cambia cuarenta veces de película. Dan una por la tarde, una a las siete y media y otra por la noche. Los fines de semana son distintos de los días entre semana. Y de una semana a otra cambian la mitad de la programaci­ón. Pero eso no implica que, cada vez que paso por delante, no eche en falta los carteles. Pensaba: “Mira, esa es nueva” o “esa otra pinta bien”. Y quizás recordaba lo que había leído o lo que había visto en la tele. Si alguien me hablaba de una película y veía el cartel, quizás la reconocía: “Ah sí, es aquella peli que me dijo Josep Maria, que era tan buena” o “no debe de ser para tanto”.

Estas semanas que estoy todo el día con cosas del Poblenou, he visto una fotografía de los años setenta, del cine Ideal, el rellisquín, como le llamaban en el barrio. Tenía una entrada enorme, con muchas puertas, porque era un cine con un gran vestíbulo, que imponía respeto. Era de reestreno y en cada extremo de la entrada tenía instaladas dos cajas de luces como las que he visto descolgar de la fachada. En las de la izquierda, las películas que pasaban en aquel momento, con un cartelito que decía: Hoy. Al otro lado, las que iban a poner la otra semana con el cartel que decía: Próximamen­te. Qué ganas que llegara el domingo por la noche para que los carteles del Próximamen­te pasaran a ser los de Hoy. Y que colocasen dos nuevos carteles que, al no poder ver las películas en el mismo momento, daba la impresión que contenían promesas maravillos­as. Y qué decir de los cuadros, aquellas escenas de foto fija, enmarcadas con la gráfica de la película, con el título y los nombres de los actores, que se exhibían en el vestíbulo y, a veces, en unas vitrinas en la entrada. El canto del cisne de los cuadros se produjo con el destape, cuando aparecían aquellas chicas despelotad­as con unas estrellas negras que les cubrían los pezones. La otra escena que me viene a la cabeza es Josep Guyal tapizando la entrada del Casino Mariné con los programas dobles de la semana de la fiesta mayor de Arbúcies, cada programa con sus carteles. Faltaban días, pero la gente hacía sus cuentas: el martes darán esa y esa, el miércoles, la otra y la otra. Y el día de la fiesta mayor echarán las dos mejores.

La opción de ver las películas que te gustan en cualquier momento ha abierto unas posibilida­des ilimitadas. Ves una parte, paras, vuelves a ver la misma u otra parte. Puedes fijarte en como están montadas las escenas, en los detalles del atrezo, en un momento de la interpreta­ción. Si te dedicas a escribir, aprendes un montón de cosas. Pero echo en falta la expectació­n que creaban los carteles colocados con una semana de antelación en la puerta de los cines. En general echo en falta la capacidad de maravilla, la esperanza y la ilusión.

El martes darán esa y esa, el miércoles, la otra y la otra; y el día de la fiesta mayor echarán las dos mejores

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain