Un narco desmesurado
Fernando León de Aranoa estrena ‘Loving Pablo’, con Javier Bardem y Penélope Cruz como protagonistas
El director Fernando León de Aranoa ahonda con Loving Pablo, protagonizada por Javier Bardem y Penélope Cruz, en el interés que se ha despertado en los últimos años por el narcotraficante colombiano Pablo Escobar, cuyo gran poder y megalomanía han dado pie a libros, series y películas.
Pablo Escobar fue exagerado en todo: en crueldad, en ambición y en hambre de dinero y poder. Desconocía todo límite a sus deseos y acciones, ya fuera a la hora de organizar una juerga, ordenar una matanza o diseñar rutas para expandir el negocio de la cocaína. “Precisamente por su desmesura, y desde que me interesé en su figura y empecé a leer libros sobre él, me di cuenta de que la historia de Escobar era para la gran pantalla”, dice el cineasta Fernando León de Aranoa en entrevista con La Vanguardia sobre Loving Pablo: la película que, con Javier Bardem y Penélope Cruz de protagonistas, estrena este viernes en toda España.
El rodaje del filme, en el otoño del 2016, coincidió con la explosión del boom Escobar en todo el mundo a raíz de las series El patrón del mal y Narcos, que a su vez arrastraron la publicación y reedición de no pocos libros sobre el personaje. Aranoa y Bardem, a quien habían ofrecido varias veces interpretar al narco, habían visto el potencial del tema antes que muchos otros. Pero ellos lo tomaron con más calma. “Empezamos a comentarlo después de haber trabajado juntos en Los lunes al sol (2002). Tanto Escobar como la enormidad que desencadenó en la Colombia de los años 80
La enormidad del personaje y la historia, la temática criminal y el impulso de Bardem animaron al cineasta
me interesaron. Y me estimulaba mucho el que Javier quisiera hacer el papel, pues sabía que lo bordaría”, explica el director.
Aranoa comenzó pronto a documentarse con novelas y ensayos, con periódicos de la época y hasta con archivos desclasificados del FBI y la embajada de Estados Unidos en Bogotá. Pero fue hace cuatro años cuando, al leer el libro de la periodista y amante del narco Virginia Vallejo Amando a Pablo, odiando a Escobar (Península), decidió activar el proyecto.
“Con el texto de Virginia emergía un personaje importante,
“Escobar fue, para desgracia de muchos, el gran pionero del narcotráfico a gran escala en América”
sólido y ambivalente: el de la periodista que había mantenido una relación íntima con Escobar y cuya mirada ofrecía dos perspectivas al mismo tiempo: desde la distancia corta de la amante y desde el plano general de la informadora. Eso fue lo que terminó de animarnos”, recuerda el director.
Otro elemento atractivo era el de la naturaleza criminal de Escobar y la temática en sí del mal. “El crimen y sus motivaciones siempre han atraído a los espectadores, pero también a los contadores de historias: probablemente por lo que tienen de perversión y supongo que por el temor de reconocernos en ello”, señala Aranoa. Sea por lo que fuere, “los recovecos más oscuros del ser humano son “una buena materia prima para el narrador”, reconoce.
En el caso concreto del que está considerado como el mayor narco de la historia, se añade su condición de pionero. “Para desgracia de muchos, Pablo Escobar estaba en el momento justo y el lugar adecuado”. Con su mente brillante y su actitud calculadora y pausada pese a su innegable rabia interior, aprovechó las circunstancias para “inventar el negocio del narcotráfico a gran escala”. Dibujó el mapa del transporte de droga entre el Sur y el Norte de América y creó un eficiente sistema de blanqueo a través de Panamá. En suma, abrió el camino que otros muchos seguirían. Lo suyo era “la creatividad puesta al servicio del mal”, otro factor interesante.
El director tuvo claro desde un principio que había que rodar en cine puro y a lo grande; “en scope y con gran angular para recoger toda esa historia tan enorme”, recalca.
Un aspecto controvertido del largometraje es su rodaje en inglés, con doblaje al castellano a cargo de terceros actores. El director indica que el asunto fue objeto de dudas y debates. Pero lo que más pesó al final fue el dinero. La cinta no obtuvo subvención en España y hubo que acudir al mercado internacional. “Y, a partir de cierta cifra, el español es una barrera”. Con todo, mejor ver Loving Pablo en versión original. Aunque los colombianos hablen inglés.