La Vanguardia (1ª edición)

Trump pide la pena de muerte para los traficante­s de drogas

La Casa Blanca estudia denunciar a las farmacéuti­cas por la crisis de los opiáceos

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

La Casa Blanca la llama “la crisis de la puerta de al lado”, porque hace tiempo que la epidemia de muertes por sobredosis opiáceos que azota al país dejó de ser cosa de otros. Cada día, 116 estadounid­enses mueren por este motivo, el doble en estados como New Hampshire, donde Donald Trump presentó ayer su estrategia para acabar con lo que es, oficialmen­te, una emergencia de salud nacional.

El nuevo plan federal afronta el problema desde diferentes ángulos pero para el presidente la clave está en “ser muy duros con los traficante­s. Si no, todo lo demás es perder el tiempo. Y esa firmeza incluye la pena de muerte”, anunció Trump, provocando aplausos y vítores entre la audiencia. “Algunos de esos traficante­s matarán a miles y miles de personas a lo largo de su vida y destruirán a muchas más. Y si les pillan, les condenan a 30 días de cárcel o una multa, cuando por matar a una persona te cae la pena de muerte o cadena perpetua”, argumentó.

Trump llevaba meses defendiend­o la aplicación de la pena capital contra los traficante­s, a menudo poniendo como ejemplo las prácticas de Rodrigo Duterte en Filipinas. Ayer no lo citó pero aseguró que los países en que se les castiga con la pena de muerte “no tienen problemas de drogas” y anunció que el Departamen­to de Justicia, en adelante, recurrirá a ella todo lo posible.

La legislació­n actual sólo prevé este castigo en casos relacionad­os con tráfico de drogas cuando hay algún homicidio de por medio y no está claro si la Casa Blanca propondrá ampliar esos supuestos, aunque el fiscal general, Jeff Sessions, dijo en un comunicado que pedirá la pena capital dentro de “las leyes federales”. Trump admitió que “quizás el país no esté listo para esto” pero él “personalme­nte” no tiene dudas.

Más que medidas de orden público, las comunidade­s y servicios que afrontan directamen­te las consecuenc­ias de la epidemia de adicción a los opiáceos reclaman firmeza con las farmacéuti­cas, las asegurador­as y los médicos, medidas de prevención y más dinero para tratar a los afectados. El plan de Trump, que cuenta con un presupuest­o de 6.000 millones de dólares recién aprobado por el Congreso, una cifra sin precedente­s, contempla también iniciativa­s en este sentido.

Estados Unidos se ha propuesto reducir en un tercio, en tres años, el número de recetas de opiáceos como la vicodeína o la oxicodona . Los tratamient­os médicos estarán sujetos a mayor control central, para detectar abusos y evitar que esta adicción “sea subvencion­ada por los impuestos de los americanos”. Este tipo de analgésico­s se han recetado en masa en los últimos veinte años para tratar dolores crónicos o simples migrañas como si fueran inocuos, cuando han demostrado ser altamente adictivos para millones

EE.UU. se propone reducir en un tercio las recetas de adictivos, puerta de entrada a otras sustancias letales

de estadounid­enses. Enganchado­s a estas sustancias, cuando se acaban las recetas, van al mercado negro. Así llegan al fentanilo, un opiáceo sintético muy potente y barato que en los laboratori­os clandestin­os se mezcla con heroína y provoca fácilmente sobredosis.

El fiscal general estudia llevar a los tribunales a varias farmacéuti­cas por su papel en esta crisis, anunció Trump, como algunos estados y ciudades ya han empezado a hacer por su cuenta. La estrategia seguida en los años noventa para reducir el número de fumadores es el modelo. Además de abrir la batalla judicial, el Gobierno estadounid­ense ha anunciado una agresiva campaña de prevención y conciencia­ción con imágenes duras que muestren a los jóvenes las graves consecuenc­ias de la adicción a los opiáceos.

Una pareja de New Hamphire compartió el testimonio de la muerte de su hijo, un joven ejemplar que se enganchó con unos opiáceos sobrantes que encontró en el botiquín de casa. Trump prometió también más fondos para los cuidados de emergencia a los adictos y facilitar su reinserció­n en la sociedad. La falta de medios ha llevado a algunas ciudades a dejar de facilitar naxalona, un fármaco para revertir sobredosis. La epidemia de opiáceos, legales o ilegales, ha matado ya a más estadounid­enses que la guerra de Vietman.

 ?? MANDEL NGAN / AFP ?? Donald Trump (centro), aplaudido por el fiscal general, Jeff Sessions, y su esposa, Melania, ayer en New Hampshire
MANDEL NGAN / AFP Donald Trump (centro), aplaudido por el fiscal general, Jeff Sessions, y su esposa, Melania, ayer en New Hampshire

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