Impuesto digital
La CE presenta mañana el plan y espera recaudar 5.000 millones
La Unión Europea ha aprobado una tasa del 3% sobre las grandes empresas de la economía digital, es decir, Google, Facebook y Amazon.
Finalmente, la tasa sobre las grandes empresas de la economía digital será del 3% sobre su cifra de negocio, lo que permitirá recaudar como mínimo 5.000 millones de euros anuales, según los cálculos de Bruselas. Unos ingresos que alimentaran las arcas de cada país. Tal como informó este periódico el viernes pasado, la Comisión Europea debatía un abanico de entre el 1 y el 5% para esta tasa digital y finalmente este lunes los jefes de gabinete llegaron a un acuerdo: se quedaron exactamente en la zona media, en el 3%. Es la propuesta que el ejecutivo comunitario aprobará oficialmente mañana miércoles, pero la decisión está tomada y los detalles acordados.
Se elige un gravamen del 3% por considerar que supone el equilibrio entre conseguir una fiscalidad adecuada y no perjudicar los márgenes de beneficios. Para evitar dañar a las pymes, sólo se aplica a partir de unos niveles de ingresos. A pesar de que la decisión de presentar la propuesta está tomada, en la Comisión Europea preocupa la coincidencia de la presentación con el clima de preguerra comercial actual entre Europa y los Estados Unidos. Aunque el comisario de Economía, Pierre Moscovici, insiste y seguirá insistiendo que no es un impuesto contra Google, Apple y Facebook, y que no va dirigido contra empresas norteamericanas, él mismo confiesa que no hay dudas que será percibido como tal. Su argumentario es que se aplica a todas las grandes empresas digitales, y que afectará a empresas norteamericanas, pero también a europeas y asiáticas. Pero, difícilmente podrá cambiar la interpretación de que es una iniciativa contra Google y las demás. La verdad es que parece que el calendario se haya conjurado contra la tasa digital. La propuesta se presentará en público justo dos días antes de saberse si la UE queda excluida de la aplicación de los aranceles de los Estados Unidos sobre el acero y el aluminio.
En la motivación de la iniciativa han jugado varios factores. Uno muy destacado es el creciente peso que tienen las empresas digitales en la economía. Si se suma su importancia al alza y el bajo nivel impositivo al que están expuestas, el resultado es un impacto negativo en los ingresos de los estados. Otro argumento importante es la dificultad para adaptar los tributos a empresas que no necesitan una presencia física para actuar en un país determinado. Este les permite ser activos en un estado y en cambio, elegir para el pago de impuestos a otro que tenga un gravamen menor. Irlanda es el destino ideal para las grandes compañías digitales, ya que ha convertido la captación de sedes de multinacionales en una política central de su economía. Lo consigue a base de tentar a las empresas con el pago de unos impuestos muy reducidos. Un elemento adicional que ha acelerado la propuesta de la tasa digital ha sido la tendencia en varios estados de la Unión Europea de poner en marcha iniciativas fiscales para gravar a las empresas digitales. Iniciativas que amenazan con provocar una fragmentación del mercado interior.
Los ingresos de la tasa los recaudará cada país en función de la cifra de negocios que estas compañías tengan en su territorio. La propuesta que mañana presentará oficialmente la Comisión Europea pasará posteriormente a discusión de los ministros de finanzas europeos. No será un debate fácil. Cuenta con el apoyo decidido de los grandes países, como demostró la carta conjunta de Francia, Alemania, Italia y España que en septiembre del 2017 pidió un impuesto sobre los ingresos de multinacionales como Amazon o Google en base a sus ingresos. Pero en la Unión Europea en temas fiscales todo se decide por unanimidad, lo cual da un gran poder a los enemigos, que los tiene, de la propuesta.
Preocupación en Bruselas de que se interprete como un impuesto contra empresas norteamericanas