Feijóo levanta la mano
Sin postularse explícitamente, el presidente de Galicia ha lanzado su campaña hacia la cúspide del PP
El presidente gallego no desaprovecha ninguna ocasión para hacerse ver como recambio de Mariano Rajoy.
La gran nevada de comienzos de enero que dejó a varios miles de personas atrapadas en sus coches en la sierra madrileña puso fugazmente de actualidad el puerto de Guadarrama. Este acceso noroeste a la capital de España constituye también el símbolo de un significativo movimiento político que se ponía en marcha justo en esas fechas, las primeras hábiles después de las elecciones catalanas. Se trata de la ofensiva del presidente de la Xunta y gran barón territorial del PP en tanto que titular de la única mayoría absoluta de la España autonómica, Alberto Núñez Feijóo, por proyectar su figura como eventual recambio de su paisano Mariano Rajoy al frente del PP, bajo la premisa de que él es el mejor antídoto de los populares frente a Albert Rivera.
En lo que va de 2018 Feijóo ha multiplicado sus apariciones en los medios con proyección en toda España, bien a través de entrevistas, declaraciones o presencia en foros, como el desayuno informativo de Europa Press. No es un hecho novedoso en sí mismo, pues ya en su primera legislatura en la presidencia de la Xunta la oposición gallega le acusaba de pasear por tiempo en Madrid de “plató en plató”. Lo innovador reside en la intensidad del despliegue, en la resolución que muestra Feijóo para alcanzar cuotas de visibilidad y en el momento político, con un PP acorralado por Ciudadanos.
Bajo la filosofía que transmite su entorno de que Feijóo no va a encabezar una conspiración contra Rajoy y que sólo daría el salto a Madrid, con vistas a ser el próximo candidato popular a la presidencia del Gobierno, si el actual inquilino de la Moncloa se lo pidiera, el presidente de la Xunta no se postula, sino que se limita a mostrar sus opciones. Dentro de su línea de proclamar que él tiene “un contrato” con Galicia hasta finales del 2020, a lo máximo a lo que ha llegado es a afirmar: “Creo que un presidente que haya sido presidente de una comunidad autónoma es positivo para España”.
La frase la pronunció hace dos semanas en la entrevista que concedió a Salvados, el programa de Jordi Évole. La dijo al evaluar las posibilidades de dos personas que han aparecido en los últimos años como sus potenciales rivales para la sucesión de Rajoy, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la ministra de Defensa y secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, quien presidió el gobierno de Castilla-La Mancha.
La presencia de Feijóo en Salvados, que supuso jugar en lo que sus colaboradores definen como un entorno hostil y del que se quejan de cómo le editaron las respuestas a su jefe al comprimir varias horas de conversación, representa una señal inequívoca de que el presidente de la Xunta está en campaña y no precisamente en Galicia, donde faltan más de dos años y medio para las próximas elecciones autonómicas. Sobre esa convocatoria Feijóo manifestó en numerosas ocasiones que no planea presentarse, aunque el mes pasado, en una respuesta parlamenta-
ria, dejó la puerta abierta a optar a un cuarto mandato, quizá si no da el salto a Madrid.
La amenaza de Ciudadanos, impulsado por la cuestión catalana, el goteo de los casos corrupción y el desgaste acumulado propiciaban que la marcha de Luis de Guindos al Banco Central Europeo generase una teórica ocasión para una hipotética remodelación del Gobierno, a fin de reforzarlo con pesos pesados del partido, como Feijóo. Pero tal opción, que por lo que se ve ni se planteó, habría supuesto un gesto sucesorio, muy alejado de las intenciones de un Rajoy que ha vuelto a enrocarse al limitarse a nombrar a Román Escolano como ministro de Economía.
En la Xunta de Galicia hay quien cree que, de producirse, la marcha de Feijóo a Madrid sería después de las municipales, autonómicas y europeas del 2019. Sería la segunda vez que este licenciado en Derecho nacido en 1961 en Ourense cruza el Guadarrama para hacer carrera en la capital, adonde llegó en 1996, de la mano del entonces ministro de Sanidad, José Manuel Romay Beccaría, para dirigir el Insalud. Después pasó por Correos y volvió a Galicia en el 2003 para suceder a Manuel Fraga.
En la Xunta hay quien cree que la marcha del líder gallego a Madrid sería después de las municipales del 2019