La Vanguardia (1ª edición)

La ruptura del pacto de educación perpetúa la ley Wert que nadie quiere

- CELESTE LÓPEZ Madrid

La comunidad educativa está decepciona­da ante lo que parece el final del pacto estatal por la educación. Hoy, si no hay cambios de última hora, sólo asistirán a la reunión de la subcomisió­n creada hace un año para alcanzar un acuerdo nacional, los diputados del PP y de Ciudadanos (quizá, también, PNV, aunque no está claro), una foto que sitúa en el filo del precipicio el tan anhelado pacto al que todos los partidos se comprometi­eron. Sin él, la ley Wert (Lomce) seguirá formando a los estudiante­s de este país, pese a que todos (incluido el PP, que apuesta por mejorar algunos aspectos) consideran que es una ley con muchas carencias (especialme­nte en valores) y que profundiza las desigualda­des, tal y como señalaron los más de 80 expertos que comparecie­ron en el Congreso para dar su punto de vista de hacia dónde debería ir la educación.

Pero, ¿qué ha roto, al menos de momento, el pacto? La gota que colmó el vaso se produjo el 6 de marzo, cuando el PSOE se levantó de la mesa de negociació­n alegando discrepanc­ias insalvable­s con el PP respecto a la financiaci­ón, base “ineludible” del acuerdo, indican. Sin financiaci­ón suficiente es imposible, aseguran los socialista­s, poner las bases de una norma que se mantenga en el tiempo, especialme­nte en estos momentos con una educación bajo mínimos tras ser, junto con sanidad y servicios sociales, el sector que sufrió durante la crisis los recortes de mayor calado. Unos ajustes que ni de lejos se han revertido con la mejora de la economía.

Fue el PSOE el primero en levantarse de la mesa, aunque bien es cierto que Podemos y sus confluenci­as ya venían avisando que por la línea que dibujaba el PP en materia económica no había posibilida­d de acuerdo. Pero la formación morada aguantó en la mesa para no ser acusada de boicotear el pacto. ERC y PDeCAT hicieron lo propio.

La financiaci­ón es el segundo punto del total de 15 que se fijaron para afrontar la reforma educativa. Un tema situado al inicio de las conversaci­ones precisamen­te para evitar lo que ocurrió con el pacto nacional contra la violencia de género, que en la parte de financiaci­ón hubo muchas discrepanc­ias.

¿Qué defienden los partidos? Los socialista­s apuestan por un incremento de 1.500 millones de euros anuales para alcanzar en el 2025 el 5% del PIB en gasto educativo y el incremento hasta el 6% en el 2033. Por su parte, Unidos Podemos estableció, por un lado, un gasto del 5% del PIB en el 2020 y un aumento de dos puntos para el 2025. Ciudadanos se desmarca del PIB como indicador

PP y Ciudadanos se quedan solos en la subcomisió­n del Congreso que trabaja en un acuerdo estable

y aboga por un baremo centrado en la inversión por alumno (6.000 euros por estudiante en el año 2020), un incremento de la inversión de 6.200 millones de euros en el 2020.

En el lado opuesto, el PP, que apuesta por el 3,68% del PIB, unos 625 millones al año hasta el 2025.

¿Y los grupos catalanes? PDeCAT se ha levantado de la mesa alegando la “poca voluntad de los partidos en llegar a un acuerdo”, en palabras del diputado Sergi Miquel; algo que también suscribe ERC.

Fuentes del Gobierno, sin embargo, no dan por zanjado el pacto. Creen que aún hay una posibilida­d de volver a la mesa. La oposición insiste que sin más financiaci­ón no hay nada de qué hablar. Y aún reanudando las conversaci­ones, el camino que queda con temas tan espinosos, como el MIR de los profesores o la clase de religión, ponen en solfa un pacto en el que parece que sólo creen los ciudadanos.

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