Del Potro, como una china en el zapato de Federer
Esto se decía en el circuito ATP en el 2009: “Algún día Juan Martín del Potro será la primera raqueta del mundo”.
Para Delpo, aquellos eran tiempos prometedores. Tenía veinte años. Había alcanzado las semifinales de Roland Garros y los cuartos de final del Open de Australia. Había ganado el US Open. Y era el líder de una magnífica escuela argentina, allí donde también figuraban Nalbandián, Gaudio o Coria. Ya era la cuarta raqueta del mundo. El futuro era suyo.
Sin embargo, se quedó en aquello. No logró trascender a Federer, Nadal, Djokovic o Murray. Y se le derritieron las muñecas. Sufrió cuatro lesiones graves. Una en la muñeca derecha y tres en la izquierda. No pasó del cuarto puesto del circuito ATP.
El gigante de Tandil se quedó en una promesa. Un jugador irregular, de ida y vuelta, capaz de tumbar a un grande para luego transigir ante el 130º del mundo. “Estuve a punto de dejarlo”, contaba Del Potro (29) el domingo, orgulloso: ahora será el sexto del ATP. Acababa de tumbar al líder mundial, Roger Federer, en la final de Indian Wells, en tres mangas: 6-4, 6-7 (8) y 7-6 (2). “He pensado en todos aquellos que creían mucho más en mí que yo mismo. Ellos sufrieron conmigo cuando estaba triste por culpa de las lesiones”.
A su lado, Federer le escuchaba. Para el suizo, Delpo es un calvario. Es la segunda vez que le gana en los últimos tiempos: en el 2017, año del renacimiento del suizo, el argentino le sorprendía en los cuartos de final del US Open. Esta vez, le ha infligido su primera derrota del año. Hasta ahora, Federer estaba 17-0 en su balance de partidos del 2018.