Camaloon busca la impresión global
La empresa, que facturará más de 10 millones este año, incorpora un consejero delegado
Camaloon es una plataforma de comercio electrónico en la que cualquier empresa puede diseñar de forma sencilla y encargar la impresión y producción de chapas, imanes de nevera, tazas, bolsas, camisetas y otros productos de merchandising. La empresa tiene su origen en el 2007, en un taller que fabricaba chapas en Reus, y en el 2011 se convirtió en el primer proyecto de Itnig, una consultora para arrancar proyectos online que Bernat Ferrero (1986) creó con un grupo de socios a finales del 2010.
En estos años, Camaloon ha realizado varios reenfoques de estrategia: primero iba al cliente final, ahora está centrado en el negocio a pequeñas y medianas empresas. Emplea a algo más de 100 personas en su sede del Poblenou, vende a toda Europa y acelera su crecimiento: en el 2017 facturó 7,5 millones de euros, este año prevé pasar de 10 millones. El 80% del negocio ya corresponde a fuera de España (el primer mercado es Francia).
La empresa se ha propuesto “ser uno de los referentes en la industria de la impresión a nivel global”, explica su fundador Bernat Farrero. El sector de la impresión en el mundo está muy atomizado, dominado por grandes impresores y pequeñas copisterías, y en el que internet apenas representa el 10% del negocio, añade Farrero. “Queremos llegar a facturar 2.000 millones, como el líder actual del sector online, ¿por qué no?”, dice. De entrada, el objetivo es alcanzar 50 millones en dos o tres años. “Tenemos que seguir mejorando y ampliando el catálogo”, añade. Por el camino, Camaloon quiso ser un aliado online de las galerías de arte, también intentó abrir fuerte en Estados Unidos en el 2015, “pero retrocedimos. Primero tenemos que ser más fuertes en Europa”. La empresa recibió en sus primeros años poco más de un millón de euros de Caixa Capital Risc y un grupo de business angels locales, y ha seguido creciendo con los propios recursos generados.
Farrero ha sido el consejero delegado de Camaloon hasta que hace justo ahora un año incorporó para el puesto a Juan Rodríguez (estuvo en los inicios de Telepizza, luego veinte años en EE.UU.). “Juan potencia la cultura de start-up, ha centrado el foco y volvemos a crecer a gran velocidad y de forma rentable”, apunta Farrero.
“Vendemos a un restaurante que hace una promoción, a un
La firma, que empezó fabricando chapas e imanes, ha ampliado al textil y ya exporta el 80% a toda Europa
museo que vende imanes y adhesivos, a festivales de música, a agencias de márketing”. Camaloon tiene 200.000 clientes: desde L’Oréal a la Federación Francesa de Fútbol, McDonald’s, Mr.Wonderful, Port Aventura o Bershka, además de grupos sociales y políticos que hacen campañas en Europa.
Parte de la producción es propia, “pero hemos integrado proveedores especializados, para el textil o para bolígrafos; es la vía de crecimiento: proveedores que se integran en nuestra plataforma y que están por toda Europa. Nuestro valor diferencial es la plataforma tecnológica de gestión, desde la selección que realiza el cliente, hasta nuestra relación con los proveedores”.