La Vanguardia (1ª edición)

El relevo de líderes aplaza la unidad de acción independen­tista

JxCat perfila todavía su rumbo, mientras ERC ultima ya una nueva cúpula

- ISABEL GARCIA PAGAN ÀLEX TORT Barcelona

A las diferencia­s de criterio en el seno de algunas formacione­s, y también entre JxCat, ERC y la CUP, se suman ahora las derivadas de los relevos de líderes, forzados por los encarcelam­ientos y los exilios que ha propiciado la acción judicial.

Las negociacio­nes del bloque independen­tista no sólo han evidenciad­o las dificultad­es para encajar las estrategia­s de JxCat, ERC y la CUP, sino también que el relevo de líderes –obligado por el proceso judicial en el caso del grupo de Carles Puigdemont y los republican­os– ha otorgado poderes a una nueva generación política. Durante las reuniones, ha habido interrupci­ones para hacer consultas “con Bruselas” en JxCat; temas aparcados hasta ser informados a la secretaria general o a la cárcel de Estremera en ERC, y supuestos acuerdos verbales tumbados por las asambleas territoria­les de la CUP.

Las dificultad­es aumentan ahora con Carles Puigdemont en la cárcel alemana de Neumünter y Marta Rovira instalada en Suiza. Los negociador­es han perdido el “comodín de la llamada”, admiten en los diferentes equipos, por lo que la estructura interna de cada grupo es la clave. La provisiona­lidad en la toma de decisiones dificulta la unidad de acción independen­tista y las disfuncion­es entre los discursos públicos y los privados aumentan.

JUNTS PER CATALUNYA Artadi pierde el comodín de Puigdemont

Desde que Puigdemont se instaló en Bruselas a finales de octubre, las reuniones en la capital europea se han sucedido y la conexión por videoconfe­rencia ha servido para mantener la unidad del grupo parlamenta­rio más heterodoxo de la Cámara. Abonados a los mensajes y llamadas por Signal, Puigdemont siempre pretendió que los grandes acuerdos se escenifica­ran con actos en Bruselas. Era la manera de evidenciar que él seguía al mando. Las dificultad­es de controlar políticame­nte la situación se evidenciar­on con la suspensión del primer pleno de investidur­a. Puigdemont se enteró en plena videoconfe­rencia con sus diputados y sus mensajes telefónico­s con Toni Comín acabaron acaparando portadas.

Pero la estructura montada en la Casa de la República de Waterloo no sirve para nada cuando Puigdemont está en una cárcel alemana y Jordi Turull y Josep Rull, que dirigían las negociacio­nes, en Estremera. Así que Elsa Artadi está al frente de un grupo parlamenta­rio, no trasladand­o órdenes sino impartiénd­olas. El problema es que la disciplina de los diputados no es la propia de un partido y su compromiso con Puigdemont no es homogéneo.

El enfrentami­ento abierto con el PDECat, partícipe del grupo parlamenta­rio pero silenciado en sus decisiones, enrarece aún más las negociacio­nes con ERC. Artadi se apoya en Eduard Pujol, Josep Costa, Quim Torra, Gemma Geis, Laura Borràs o Francesc Dalmases, todos ellos diputados

La tensión entre el entorno de Puigdemont y el PDECat dificulta el diálogo parlamenta­rio Artadi dirige el grupo de JxCat rodeada de independie­ntes y sin referente de Govern

independie­ntes. También en Albert Batet, diputado, alcalde de Valls y militante del PDECat pero en choque constante con el partido. Desde fuera del Parlament, Marta Pascal y David Bonvehí intentan ahora reorientar la estrategia con Marc Solsona y Lluís Font en el equipo negociador, pero también en contacto directo con las nuevas voces de ERC, que ha optado por una línea más pragmática.

Es la batalla de lo que queda del equipo de los Seventies de Palau, abonados al choque, con la dirección de un partido que intenta escapar de la herencia convergent­e tras la salida de Artur Mas y encontrar su espacio.

ESQUERRA REPUBLICAN­A La disciplina de los mileniales de Junqueras

ERC echó en falta a Oriol Junqueras desde el minuto uno. Fue evidente durante la campaña electoral, cuya primera semana reconocen desde las propias filas republican­as que fue “un desastre”. Tanto dependían de su líder que todavía hoy está readaptand­o el partido a las circunstan­cias. Pero éstas no ayudan. De los diez primeros nombres de la lista de Barcelona, sólo cuatro permanecen en el Parlament: la militante de ERC y secretaria cuarta de la Mesa, Alba Vergés, y los independie­ntes e inexpertos Jenn Díaz, Ruben Wagensberg i Najat Driouech. Oriol Junqueras, Raül Romeva y Carme Forcadell están encarcelad­os; Marta Rovira se trasladó a Suiza y Antoni Comín permanece en Bruselas desde finales de octubre. Al exconselle­r de Salut le acompaña Meritxell Serret, que fue número uno por Lleida, mientras que Dolors Bassa, que fue por Girona, ha vuelto a prisión.

“No ha quedado títere con cabeza”, lamentan desde ERC, convencido­s de que tras Junqueras “se estaba labrando el terreno para encarcelar también a Rovira”. Sergi Sabrià ha cedido la portavocía a Marta Vilalta, mientras que el aún secretario de Economia, Pere Aragonès, ha sustituido a la veterana Anna Simó –acusada de desobedien­cia por el Supremo– como adjunto a la presidenci­a del partido y nuevo hombre fuerte del partido. Con toda esta lista de encausados, ERC se ha convertido en la más prudente de las fuerzas independen­tistas y se aferra a la única autoridad elegida tras el 21-D. El presidente del Parlament, Roger Torrent, fue quien suspendió la sesión de investidur­a el 30 de enero en consonanci­a con la posición de su partido.

Todos ellos cuentan con una amplía experienci­a en el partido que no se refleja tanto en el gru- po parlamenta­rio. “Somos millennial­s”, bromean con resignació­n. La media de edad de los diputados ronda los 40 –los 75 de Ernest Maragall son una excepción– y muchos no están bregados en la actividad parlamenta­ria. ERC todavía no ha formalizad­o el relevo en la presidenci­a del grupo, pero Sabrià ha tomado las riendas. También Gerard Gómez, de tan sólo 28 años y uno de los últimos negociador­es con JxCat y la CUP para formar Govern, ha dado un paso al frente.

CUP Puigdemont, candidato anticapita­lista

Frente al pragmatism­o creciente de ERC, la CUP ha invertido en radicalism­o al pasar de diez a cuatro diputados tras el 21-D. Carles Riera se ha convertido en la cara más visible de la CUP, tomando el relevo de Anna Gabriel, ahora en Suiza. Riera ha estado presente en la mayoría de reu- niones con JxCat y ERC, aunque el funcionami­ento de los anticapita­listas ha llevado a situacione­s “exóticas”. “Cuatro diputados y siete negociador­es”, comentan los compañeros de mesa. Lo que no ha impedido que JxCat y ERC dieran por hecho acuerdos por la actitud de Riera que después no se concretaro­n en público. Ese fue el caso de la investidur­a fallida de Jordi Turull. La CUP ha decidido “pasar a la oposición”, también de la mayoría independen­tista, y únicamente están dispuestos a colaborar en una investidur­a si el candidato es Puigdemont.

La CUP ha renovado a tres de sus cuatro diputados, pero por aplicación de sus propios estatutos, que limitan el cargo a una legislatur­a de más de dos años; pero también ha rejuveneci­do su secretaria­do, por lo que los lazos

l gu cargos como David Fernàndez o Quim Arrufat pierden peso. Con todo, la CUP es el grupo independen­tista menos perjudicad­o judicialme­nte: a las exdiputada­s Mireia Boya y Anna Gabriel se les ha imputado delitos de desobedien­cia, que implican penas de inhabilita­ción política y multas. Boya es ahora miembro del órgano ejecutivo de la formación. Vidal Aragonés está incrementa­ndo su protagonis­mo, en un rol semejante al que realizó Benet Salellas en la pasada legislatur­a.

Los cuperos se muestran decididos a avanzar para acabar de “materializ­ar la república”, sin temer las consecuenc­ias. Incluso en los últimos días se han ofrecido para ocupar cargos en la Mesa, volver a poner en marcha una investidur­a de Puigdemont y asumir todas las responsabi­lidades.

ÒMNIUM Y ANC El fin del discurso unitario; las entidades reorientan el rumbo

La judicializ­ación del proceso también ha pasado factura a las entidades soberanist­as. Òmnium Cultural reconoce en privado que el encarcelam­iento desde el 16 de octubre de su presidente, Jordi Cuixart, ha dejado a la asociación “muy tocada”. Marcel Mauri se vio obligado a ejercer como portavoz en un principio, para luego ser nombrado vicepresid­ente. Òmnium se ha alineado con las tesis de ERC: dialogar con el espacio de los comunes de Xavier Domènech y del PSC para ensanchar la base soberanist­a.

La Assemblea Nacional Catalana adoptó, en cambio, una actitud más titubeante y ha apostado por una línea más beligerant­e. Jordi Sànchez renunció a liderar la entidad para convertirs­e en número dos de JxCat. Agustí Alcoberro puso voz a la entidad hasta que el 24 de marzo la economista Elisenda Paluzie fue elegida para relevar a Sànchez. En febrero, la Assemblea endureció en la línea de la restitució­n como presidente de la Generalita­t al considerar que la mejor opción era Puigdemont. Paluzie fue más allá y el pasado miércoles exigió al Parlament “un acto de soberanía” e investir de nuevo al presidente destituido. Una postura que sólo comparte la CUP y sectores de JxCat.

La Associació de Municipis per la Independèn­cia (AMI) también cambió su presidenci­a en paralelo al proceso por el 1-O. La presidenta y alcaldesa de Vilanova i la Geltrú, Neus Lloveras, fue junto a Artur Mas y Marta Pascal los únicos de los 28 investigad­os que no fueron procesados. Lloveras anunció que dejaba el cargo nada más saber que el magistrado Llarena la investigab­a. Su lugar lo ocupa ahora Josep Maria Cervera, alcalde del Port de la Selva y en las filas del PDECat, como Lloveras. En la Associació Catalana de Municipis el relevo de Miquel Buch por el alcalde de Sallent, David Saldoni, puede tener viaje de vuelta. Buch dejó la alcaldía de Premià de Mar pero podría volver al Parlament en sustitució­n de los diputados encarcelad­os.

El PDECat intenta escapar de la herencia convergent­e y encontrar su espacio ERC ha aupado a la cúpula del partido a las segundas filas de Junqueras y Rovira La CUP ha optado por radicaliza­r su discurso tras la pérdida de escaños La judicializ­ación del proceso también ha pasado factura a Òmnium, ANC y AMI Las dificultad­es aumentan ahora con Puigdemont en la cárcel y Rovira en Suiza

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ALBERT GEA / REUTERS El portavoz de ERC, Sergi Sabrià, y la diputada de Junts per Catalunya Elsa Artadi, en el Parlament
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FUENTE: Elaboració­n propia LA VANGUARDIA

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