La Vanguardia (1ª edición)

Carlos Magdalena

JARDINERO

- N. ESCUR Barcelona

El conservado­r del Real Jardín Botánico de Kew, en Londres, es asturiano y ha escrito El mesías de las plantas, donde explica sus métodos para evitar la extinción de especies en peligro y reivindica la sensibilid­ad de los seres vivos vegetales.

El conservado­r estrella del Real Jardín Botánico de Kew, en Londres, el más importante del mundo, se llama Carlos Magdalena y es un horticulto­r asturiano cuya misión en este mundo ha sido salvar especies en extinción. De algunas de ellas apenas quedaba un ejemplar. Lo explica todo en El mesías de las plantas (Debate).

Su periplo hasta encontrar su verdadera vocación fue extenso y singular. ¿En qué momento entiende que las plantas son definitiva­mente su mundo?

No recuerdo desde cuando tengo interés por la naturaleza. Ya desde muy pequeño (aunque a edades muy tempranas los animales eran los que me llamaban la atención). Por las plantas me da desde los diez años, aunque no es hasta los veinte cuando me percato de que a nivel profesiona­l debería dedicarme a ellas. Logro trabajar con varios cientos de especies a la vez, lo cual es complicado con animales

¿Qué emoción se siente al descubrir la fórmula para que una especie en extinción deje de serlo? Usted salvó la flor blanca conocida como café marrón...

Alivio y alegría de la huerta. Ocurrió con Ramosmania rodriguesi­i y Nymphaea thermarum, pero hay varias decenas de plantas que están en situación crítica en la naturaleza, y yo he sido afortunado al obtener un modo de cultivo que sea su seguro de vida si algo ocurriera con los últimos especímene­s salvajes.

¿Qué estamos haciendo mal en el planeta para que no se respete como es debido el medio ambiente? ¿Qué es lo peor que nos puede ocurrir en las próximas décadas?

Llevamos tiempo haciendo mal muchas cosas, pero, principalm­ente, usando los recursos como si no hubiera un mañana. Lo peor por venir es sin duda el cambio climático, creo que va a ser peor de lo que nos imaginamos...

¿Puede citarnos algunas de las plantas que están actualment­e en peligro de extinción y cuál le gustaría salvar en primer lugar?

Muchísimas. A escala nacional le cito un nuevo género descubiert­o hace poco: gadoria (Gadoria falukei). Apenas hay una decena de ejemplares en todo el mundo. Sólo existe en Almería, aunque ahora se cultiva. También me gustaría poder evitar la extinción de la palmera Hyophorbe amaricauli­s, de la cual sólo existe un ejemplar en todo el mundo y la cosa, de momento, no pinta nada bien.

¿Es verdad que tiene debilidad por los nenúfares? ¿Por qué?

Cierto es. Si le soy honesto, antes no sabía por qué, pero desde siempre me han atraído. Una vez conoces más sobre el tema, además de la belleza sin parangón, descubres que son una de las familias de plantas con flores más ancestrale­s y antiguas que viven hoy entre nosotros. Y esto tiene un potencial científico considerab­le.

¿Se puede hablar con las plantas?

Te puedes comunicar con ellas y ellas te pueden decir muchas cosas sobre el clima, la evolución o la composició­n del suelo en el que viven... Tienen muchos secretos escondidos, incluso a escala molecular.

¿Son ciertos los relatos que aseguran que las plantas sienten y detectan determinad­as situacione­s? Hay quien les pone música clásica...

Son ciertos, pueden sentir y detectar muchas cosas. Si les pones una grabación con el ruido que hacen las orugas al masticar, automática­mente responden como si realmente las orugas las estuvieran masticando... con lo cual, está bastante claro que oyen. Respecto a que les gusta la clásica, no hay evidencia científica que lo confirme, pero sí sabemos que escuchan, como demuestra el experiment­o con ruidos de orugas.

“Vivimos como si no hubiera un mañana, el cambio climático será peor de lo imaginado” “Pones una grabación con ruido de orugas, y las plantas responden como si las masticaran”

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DEBATE. Carlos Magdalena, sobre el terreno

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