La Vanguardia (1ª edición)

Y Franco tomó Lleida

Mañana se cumplen 80 años de la conquista de Lleida, la primera capital catalana en manos del ejército franquista

- 1 PAU ECHAUZ Lleida 2

Mañana se cumplen 80 años de la conquista de Lleida, la primera capital de provincia catalana en pasar a manos franquista­s, después de los intensos bombardeos por parte de aviones italianos y alemanes. La caída dejó claro a los republican­os que la guerra no podría ganarse.

El 27 de marzo de 1938, las tropas de legionario­s y marroquíes comandados por el general Yagüe entraron por la mañana en Barbastro y Fraga y hacia el final del día tomaron Massalcore­ig, la primera localidad catalana ocupada por el ejército franquista. Yagüe había roto las defensas republican­as y después de atravesar el Cinca tenía muy claro su próximo objetivo, conquistar Lleida para la España de Franco.

Mañana, 3 de abril, se cumplen 80 años de aquella batalla que significó la irrupción por la fuerza de las armas de un nuevo régimen político. La caída de Lleida significó para el bando republican­o la certeza de que la guerra no podía ganarse. Los franquista­s pronto llegarían al mar por Vinaròs y aislarían Catalunya, desde el margen izquierdo del Segre por el oeste y del Ebro por el sur. Según los historiado­res, Yagüe quería atravesar el Segre y avanzar hacia Barcelona, pero Franco se lo impidió. La guerra aún duraría otro año.

El mismo día 27 de marzo, los aviones italianos y alemanes bombardear­on Lleida sin piedad, acción que repitieron el día 30 con el ánimo de debilitar la moral combativa. Buena parte de la población civil optó por abandonar la ciudad, y de estos, muchos se refugiaron en pueblos vecinos o en torres de la huerta. Lleida quedó desierta y con grandes columnas de humo y polvo, sin agua, ni luz, derruidos numerosos edificios oficiales y en la práctica, inhabitabl­e en buena parte del centro histórico. Cuando las bombas dejaron de caer, llegó la 46ª División, comandada por Valentín González, conocido como El Campesino, al que se había encargado, junto a otros batallones, la defensa de Lleida.

La resistenci­a republican­a en los campos alrededor de la capital consiguió frenar el avance durante cinco días, a costa de numerosas bajas causadas por la artillería nacional, la aviación y también unidades de carros de combate. Yagüe concentró sus fuerzas por la carretera de Zaragoza y así el día 2 de abril conseguían tomar la colina de Gardeny al mismo tiempo que otras columdores. nas se infiltraba­n por la carretera de Huesca.

Según el historiado­r Joan Sagués, autor de La Lleida vençuda i ocupada del 1938 (Pagès Editors), “los combates fueron muy intensos, calle por calle, casa por casa, y los republican­os ya estaban preparados para lo peor, así que incendiaro­n varias casas en el centro y con el Tabor Ifni Sahara y la 43 Bandera de la Legión pisándoles los talones pasaron al margen izLa del Segre y dinamitaro­n el Pont Vell, aunque hay otras versiones que aseguran que sólo dinamitaro­n el del Ferrocarri­l”.

La voladura se produjo una media hora después de que los soldados franquista­s izaran la bandera rojigualda en la Seu Vella y se desplegara­n por el centro urbano histórico. El río era la tierra de nadie que dividía el frente de guerra. Los republican­os pasaron de defender la ciudad a disparar sobre ella. La República había perdido Lleida, pero la ocupación franquista no trajo la paz, pues el frente todavía permanecer­ía activo nueve meses más, hasta Navidad.

tarde del domingo 3 de abril, el general Yagüe tomó posesión de la Comissaria de la Generalita­t en Lleida, la actual Diputación, y tras izar la bandera en el balcón, dio un discurso a los escasos leridanos que habían salido de sus refugios. “Vengo en nombre del Caudillo a daros el pan, la paz y la justicia”.

La caída de Lleida fue considerad­a una “resistenci­a heroica” por la prensa republican­a, mientras que los diarios de la zona nacional requierdo saltaban que “Lérida volvió el domingo a ser de España”, según recoge Sagués en su libro. La estrategia seguida por El Campesino fue criticada incluso por camaradas comunistas, como José del Barrio, que, en sus memorias, le acusa de abandonar su puesto, escudándos­e en que se encontraba enfermo. Está confirmado que Valentín González marchó de Lleida mucho antes de la voladura del puente y que fue trasladado a Barcelona en ambulancia.

Las calles de Lleida se llenaron de soldados y al día siguiente de la ocupación, la población civil empezó a congeniar con los conquista- Detrás del Estado Mayor de Yagüe viajaba una numerosa comitiva de periodista­s, españoles y extranjero­s. Entre ellos cabe destacar el tándem formado por Víctor Ruiz Albéniz, que firmaba con el seudónimo de El Tebib Arrumi, abuelo del exalcalde de Madrid Alberto Ruiz Gallardón, y el fotógrafo José Demaría, más conocido como Campúa. La crónica de El Tebib Arrumi describe una ciudad “con muy poca gente” y destrozada por la “iracundia” del enemigo “sobre todas las iglesias y la magnífica catedral”. También explica que algunas zonas son peligrosas por los

Aviones italianos y alemanes habían bombardead­o antes la ciudad intensamen­te

La caída significó para el bando republican­o la certeza de que la guerra no podía ganarse

Pese a la ocupación franquista, el frente aún seguiría activo nueve meses más

disparos republican­os desde el otro lado del río y se refiere a El Campesino, que “escapó ayer tarde a las seis, acreditánd­ose como discípulo de Prieto a costa de tanta fuga como va practicand­o”.

A su vez, las fotos de Campúa muestran cadáveres por las calles, casas abiertas por las bombas y el encuentro entre la población que saluda brazo en alto, además de muchos soldados con guitarras y botellas de vino. Un compañero de fatigas de Ruiz Albéniz y Campúa siguiendo la campaña de Yagüe es el barman Perico Chicote, que se encarga de la intendenci­a de los periodista­s y del propio general. Campúa lo fotografía paseando por una ciudad y bebiendo vino, celebrando la victoria.

La normalizac­ión de la vida ciudadana y de los servicios públicos era muy difícil al estar la ciudad en primera línea de fuego y el retorno de los vecinos fue escalonado. Paralelame­nte se inició una dura represión que conllevó el uso de varios edificios religiosos y la propia Seu Vella como cárceles, el espacio previo al juicio sumarísimo y en su mayoría al pelotón de fusilamien­to. Según Joan Sagués, “los nueve meses posteriore­s a la ocupación fueron de duros combates en todo el frente del Segre, como el de la masacre del Merengue, en la cabeza de puente de Balaguer, donde centenares de soldados de la denominada Quinta del Biberón cayeron muertos por las ametrallad­oras de una columna falangista”. Es muy posible que la caída de Lleida fuera uno de los hechos bélicos que llevaron a Màrius Torres a componer tal vez su poema más famoso, La ciutat llunyana, una reflexión íntima sobre la derrota y la destrucció­n de “la ciutat d’ideals que volíem bastir”, y como reconstrui­rla con la esperanza. “Ja no ens queda quasi cap més consol que creure i esperar la nova arquitectu­ra amb què braços més lliures puguin ratllar el teu sòl”.

Con un trozo de Catalunya en sus manos, Franco firmó el día 5 de su puño y letra la derogación del Estatuto de Autonomía y tres días después fusilaba a Manuel Carrasco i Formiguera. Juan Negrín tuvo que formar un nuevo Gobierno con un programa de trece puntos para negociar la paz. “Resistir es vencer”.

 ?? FONS PORTA / SERVEI AUDIOVISUA­LS ?? 01 Desde el otro lado del Ebro Los franquista­s protegiero­n con sacos de arena la calle Mayor por el fuego enemigo desde la otra orilla
FONS PORTA / SERVEI AUDIOVISUA­LS 01 Desde el otro lado del Ebro Los franquista­s protegiero­n con sacos de arena la calle Mayor por el fuego enemigo desde la otra orilla
 ?? ARXIU FOTOGRÀFIC/ATENEU POPULAR ?? 02 Combates Único documento gráfico conocido de los combates entre los dos bandos en las calles de Lleida
ARXIU FOTOGRÀFIC/ATENEU POPULAR 02 Combates Único documento gráfico conocido de los combates entre los dos bandos en las calles de Lleida

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain