Drew Barrymore, el resurgir de una estrella
La actriz, que actúa en una serie, confiesa que odia las dietas
Hija y nieta de actores, a los 11 meses ya consiguió su primer trabajo en la televisión anunciando comida para perros. A los 7 años se convirtió en la hermana pequeña de Elliot en E.T. el extraterrestre. A los 11 ya era alcohólica; a los 12, drogadicta; y a los 13 intentó suicidarse cortándose las venas. La niñez de Drew Barrymore, sin duda, no fue fácil. Fue una niña prodigio arrasada por la fama. Pero ahora, a sus 43 años, la actriz puede afirmar que ya nada tiene que ver con aquel juguete roto.
En estos momentos está inmersa en promocionar la segunda temporada de la serie de Netflix que protagoniza, Santa Clarita Diet. En ella Barrymore encarna a una agente inmobiliaria de vida aburrida en los suburbios de Los Ángeles que se convierte en zombi caníbal justiciera. Hace unos días, la actriz visitó el late night de James Corden. Y allí se mostró tal cual es. La actriz habló de su relación con las dietas y los kilos de más: “Las odio; prefiero comer fettuccini Alfredo sin parar”.
“Cuando empecé la serie pesaba 65 kilos y mi vida era un desastre. Después de haber pasado dos embarazos y dos partos, estaba flotando en un extraño torbellino. Así que usé la serie para despertarme a mí misma; y le dije al productor, ¿puedo perder nueve kilos a lo largo de la serie?”, explicó Barrymore. Lo consiguió durante la primera temporada, gracias al deporte, pero después las cosas cambiaron. “Antes de que me diera cuenta, ya me estaba atiborrando con una bolsa de snacks”, reconoció la actriz. “Soy una foodie, me encanta la comida, viajo para probar diferentes platos y me he puesto fuerte mientras rodaba la serie”, añadió.
Pero el problema no son los supuestos kilos de más, sino los comentarios de algunas personas. “Estaba saliendo de un restaurante con varias amigas que son madres y sus hijos, y una mujer me paró y me dijo, ‘Dios, tienes muchos hijos’. Y yo le dije, ‘No todos son míos’, a lo que me contestó: ‘Pero estás embarazada, obviamente’”.
La respuesta de Barrymore no se hizo esperar. “Literalmente, la miré y le dije: ‘No, es que ahora mismo estoy gorda’”, explicó la actriz, que se suma así a todas las famosas que reclaman su derecho a engordar sin ser avergonzadas ni criticadas por el mundo que las rodea. Es una corriente que en Estados Unidos se ha bautizado como fat shaming, una moda que tiene como objetivo avergonzar a las celebridades con sobrepeso a través de las redes sociales.
Por supuesto, Barrymore, como buena actriz de comedia que es, se lo tomó con mucho humor: “Tenía que contarle esta historia a alguien y reírme de ello, pero es una zorra”, bromeó.
Desde que se encuentra sumida en su papel de zombi, la intérprete sigue una dieta y entrenamientos muy estrictos, por eso cuando tiene unos días de descanso le gusta olvidarse de ellos y comer sin preocupaciones. Y mucho mejor si nadie le dice ni mu. Drew Barrymore no es una estrella al uso. Está claro que despierta simpatía allá donde va por su naturalidad y admiración por haberse reinventado a sí misma.
A una fan que le preguntó si estaba embarazada, le dijo: “No, es que ahora mismo estoy gorda”