“Estas canciones sirven para drenar lo que siento dentro”
Mayte Martín, música, publica el álbum ‘Tempo rubato’
No es flamenco, su escenario más conocido, ni bolero, su otra pasión musical, sino canciones melódicas escritas y musicadas por Mayte Martín a lo largo de 22 años. Tempo rubato (Satélite K), del que en Barcelona se pudieron escuchar ya algunas piezas en el pasado festival Grec, es el título y lo componen esos temas originales más lustrosos añadidos de García Lorca, Nuria Canal, Rafael de León y un tango de Alfredo Le Pera y Carlos Gardel.
¿Tempo rubato es un disco difícil?
Es el disco más personal que he hecho, sin ninguna duda.
¿Cómo se originó una obra tan atípica?
Compongo canciones desde muy jovencita. Escribo lo que no abarco, lo que me desborda. Y en un momento dado me doy cuenta de que algunas de las que tengo escritas son buenas y que hay que hacer algo con ellas. Pienso que en un futuro cuando tenga más canciones de ese tipo podría hacer una especie de diario sonoro, que tu biografía sea un disco. Y fui dejando que a lo largo de esos 22 años fuesen pasando cosas, historias de amor que nacían y morían, cosas que algunas iba anotando y convertía en canción y otras no. Y las metía en un cajón, esas canciones que escribía por necesidad de drenar lo que pasaba y sentía dentro de mí.
Usted es muy metódica.
La idea era hacer y acumular esas canciones, dejando pasar el tiempo, como cuando dejas reposar el vino porque quieres tener un reserva. Y de esa manera yo iba escribiendo canciones y se las iba pasando a Joan-Albert Amargós [arreglista y director referencial de la escena musical popular, clásica o de jazz] para que las arreglara. El sabía de que iba esto, aunque no sabíamos cuando iban a ver la luz.
¿Hasta cuándo?
Él ya me dijo desde el principio también que no dejara de hacer ese diario cancionero, que llegaría un día que lo compartía con el público. Y hace dos años y medio o tres decidí cerrar el círculo y llevar a cabo el proyecto.
Aparte de la temática, lo que también llama la atención es la sonoridad nada flamenca.
Sí, le pedí a Joan-Albert que para estas canciones quería arreglos para un quinteto, en mi caso un cuarteto de cuerda y un contrabajo y que, sobre todo, se olvidara de que yo soy flamenca. Y creo que ha hecho un trabajo sobresaliente, porque son cosas de elaboración compleja pero de fácil audición. He trabajado en este caso con el Qvixote Quartet y el contrabajo de Ximo Clemente y el resultado ha sido excelente para lo que quería.
Pero la elaboración previa ha sido compleja y ha usted la dejó sin fuelle.
Somatizo mucho, y he estado mucho tiempo… Tempo rubato ha sido un hijo muy deseado y muy esperado, pero de parto muy complicado. Grabamos el disco en excelentes condiciones técnicas y logísticas pero cuando terminó la grabación, no me gustaba lo que habíamos hecho. Dejé pasar un par de meses antes de escuchar la grabación y tras escuchar tres o cuatro temas ya vi que aquello no iba; a pesar de que estaba muy bien interpretado y grabado y de que sonaba muy bien, faltaba alma, aquello no me conmovía.
¿Y qué hizo?
Antes de entrar en el estudio habíamos estado durante todo el año anterior con los músicos haciendo trabajo de taller, haciendo bolos de preestreno y ahora pasaba eso. Y decidí tirar la grabación y vuelta a empezar. Y lo que hicimos fue reproducir el ambiente de ensayo en el estudio de grabación, que en este caso lo montamos en el Auditori de Santa Coloma y lo hicimos en cuatro días.
El disco lo ha vuelto a financiar con micromecenazgo.
Sí, como el mi anterior Cosas de dos. Esto lo hago, no porque nadie confíe en mí sino porque yo no confío en nadie. Y aun así cada vez es más difícil hacer la música que te gusta.
¿Qué tipo de mujer aparece tras escuchar este disco?
Depende de cada oyente y de cada época de mi vida. Aquí hay treinta años de mi vida, y una no siente igual con 18 que con 35, ni se ama igual ni se espera lo mismo...
Pero ¿qué persona asoma?
Soy una tía apasionada desde pequeña, con cinco años escuchaba a la Valderrama y lloraba, y soy hipersensible. Así que en esencia soy la misma entonces y ahora.