Inesperado éxito español en el Europeo de Bucarest
Los especialistas españoles recogen trece medallas en Rumanía, un hito insospechado unos pocos años atrás
El sábado, Josué Brachi tuiteó: “Nuestra referente. El espejo en el que mirarnos todos los días. La que nos enseñó que podíamos ganar a cualquiera”. Brachi, que acababa de proclamarse campeón de Europa de halterofilia en categoría de hasta 56 kilos, ilustró el texto con una imagen: allí estaba Valentín (33), en lo alto del podio, un clásico. Cuatro títulos europeos la acreditan. El del 2014, el del 2015, el del año pasado y este, el que ha conseguido en estos días en Rumanía.
La cifra de medallas de Valentín se pierde. También tiene oros olímpicos y mundiales.
En Izvorani, cuarenta kilómetros al norte de Bucarest, ha sumado tres. Una en arrancada, una en dos tiempos y una tercera en el total.
Y el mundo de la halterofilia se prepara para premiarla. Pronto viajará a Georgia. Le darán el galardón a la mejor levantadora del mundo, un premio que concede la Federación Internacional de Halterofilia (IWF) cada año, y que se nutre de los votos de miles de especialistas. Diecisiete mil de ellos la han votado.
–Valentín es un referente, claro. Es un ejemplo de lo que necesita la IWF: una deportista limpia y bien considerada. Alguien que demuestre que se puede ganar medallas haciendo bien las cosas –dice Constantino Iglesias.
Iglesias es el presidente de la halterofilia española. El hombre que está presenciando el boom de los halterófilos españoles. Trece podios han logrado en Izvorani. Nunca lo hubieran dicho. Hasta ahora, rondaban las cinco o seis medallas. Y en el pasado, ni eso. –Pensábamos en triunfar. Esperábamos grandes cosas. Pero sinceramente, no tanto... –dice Iglesias, que suma dos años en el cargo.
Entre los aspirantes a algo grande figuraba Brachi. Es uno de los alumnos aventajados de la escuela española. Y quién sabe, tal vez el heredero de Valentín. En Rumanía ganó dos títulos: se impuso en arrancada y en el total.
EL NÚCLEO DURO El CAR de Madrid ha becado a 17 especialistas españoles: la mayoría de ellos también estudia
EL VETO Siete potencias mundiales fueron vetadas en Rumanía; tres halterófilos suyos dieron positivo del 2008 al 2012
Iglesias, que atendía a La Vanguardia por teléfono, desde Rumanía, no cabe en sí. Los españoles han acabado cuartos en el medallero. Algo así no había ocurrido antes. El asunto es una paradoja. La Española maneja un presupuesto de 900.000 euros. Italia, séptima en el medallero, ronda los cuatro millones. –¿A qué responde este éxito? –Por supuesto, al hecho de que un buen abanico de países han sido excluidos –dice Iglesias.
La IWF ha vetado a Rusia, Armenia, Turquía, Moldavia, Ucrania, Bielorrusia y Azerbaiyán. Aparecen entre las grandes potencias mundiales. También, entre las tramposas. Todas ellas tienen a tres o más halterófilos suspendidos por dopaje. Sus positivos son revisiones de controles efectuados entre los Juegos de Pekín 2008 y Londres 2012.
–Aunque estamos trabajando muy bien: si los países excluidos no hicieran trampas, nosotros seguiríamos ahí arriba –matiza.
Buena parte del núcleo de especialistas españoles permanece concentrado en el CAR de Madrid. Lo hacen 17 de ellos. Están becados, y también han recibido ayudas a través del programa Premium de Telefónica. La mayoría de ellos estudian. Serán dietistas, nutricionistas, criminólogos... Aunque invierten entre tres y cuatro horas diarias en el gimnasio. Dos por la mañana y otras dos por la tarde.
–En el sentido deportivo, son profesionales –dice Iglesias. En el económico, no tanto. Salvo Valentín, que cuenta con patrocinadores y ayudas diversas –es una marca en sí misma–, el resto depende del día a día. Su beca se prorroga año tras año, en función de los resultados. Y nunca hablamos de grandes cantidades: sus ingresos van entre los 20.000 y los 40.000 euros anuales. Entre ellos aparecen Andrés Mata, David Sánchez, Irene Martínez o Alberto Fernández. Todos, medallistas en Rumanía. Y apenas veinteañeros. –Pero todos ellos están dispuestos a llegar a Tokio 2020. Han tomado a Lydia Valentín como referente, y tras ella que van.
El efecto Valentín ha elevado la halterofilia española a cotas insospechadas. La mujer ha entrado en el circuito.
–En el último Campeonato de España sub-17, había casi tantas chicas como chicos. Y también nos va llegando gente desde el crossfit.