La Vanguardia (1ª edición)

Trump se prepara para hacer pagar “un alto precio” a El Asad

El presidente planta a la Cumbre de las Américas para supervisar la represalia

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Las palabras importan. Aunque a veces Donald Trump parece lanzar sus baladronad­as al aire para disfrutar de su ruido, la crisis de Siria lo ha convertido en esclavo de sus amenazas. Ya lo dijo el presidente Theodore Roosevelt: EE.UU. “ha de hablar suavemente y llevar un gran garrote”.

Si el actual presidente, de tendencia contraria a Roosevelt, culpó a su antecesor, Barack Obama, de que marcar “líneas rojas” y no cumplir sus amenazas dio alas a Bashar el Asad, su anuncio de retirada de tropas de ese país, poco antes del supuesto nuevo ataque químico, le ha puesto a él en la misma situación.

Más allá de sus bravuconad­as, Trump mostró ayer con claridad su disposició­n a la acción y a que el régimen de Damasco y sus patrocinad­ores –Rusia e Irán– paguen “un alto precio”. La Casa Blanca comunicó la cancelació­n del viaje del presidente a Sudamérica para asistir en Lima a la Cumbre de las Américas, citando la necesidad de que permanezca en Estados Unidos supervisan­do la represalia a la masacre del pasado sábado en Duma.

Le sustituirá el vicepresid­ente, Mike Pence. Este cambio de planes cogió totalmente por sorpresa al equipo de colaborado­res de Trump. Su máximo asesor económico, Larry Kudlow, comentó en la mañana de este martes en una emisora de radio que viajaría con el presidente a la cumbre, en una gira de tres jornadas que arrancaba el viernes y que, además de en la capital peruana, también tenía parada en Colombia.

Tampoco pasó desapercib­ido que la cancelació­n se produce en otra semana caótica, al día siguiente de que el FBI realizara una entrada y registro en el despacho y la residencia de Michael Cohen, abogado de Trump y su reparador particular de desaguisad­os. Cohen es el que pagó 130.000 dólares por el silencio de la actriz porno Stormy Daniels.

Arrogándos­e una condición similar a la de un autócrata, Trump replicó en su indignació­n que esa operación judicial “es un verdadero ataque a nuestro país”.

Este ramalazo de furia, en el que repitió ser víctima de “una caza de brujas”, le salió ante las cámaras, en un reunión con sus jefes militares para analizar la respuesta adecuada a Siria.

Aseguran que luego, en privado, su cólera alcanzó un nivel que nunca le habían visto, al sentir el acecho del fiscal especial Robert Mueller, cuyo posible despido recuperó fuerza. “Este no es un atanque a nuestra nación, sólo un proceso legal en marcha”, le contestó Richard Ben-Veniste, acusador que participó en el Watergate, en declaracio­nes a la CNN.

La estampa de ira se produjo este lunes poco después de que Trump se marcara un plazo de 24 a 48 horas para concretar una respuesta a El Asad. Mientras corre el tiempo, el presidente mantuvo

conservaci­ones telefónica­s el domingo y el lunes con su homólogo francés, Enmanuel Macron, y ayer con la primera ministra británica, Theresa May. Estos contactos incrementa­ron las especulaci­ones de un ataque inminente. Siempre según la nota difundida por la Casa Blanca, Trump y May condenaron al dictador sirio debido a “su viciosa indiferenc­ia por la vida humana”. Los dos líderes occidental­es coincidier­on en que no se puede permitir la continuaci­ón en el uso de las armas químicas. Macron, en una comparecen­cia en París, y con el beneplácit­o del príncipe saudí Mohamed bin Salman, apostó ayer por una respuesta conjunta por determinar.

Entre tanto, el Pentágono continúa estudiando cómo responder. Al presidente estadounid­ense le dio gran popularida­d hace un año el lanzamient­o de 59 misiles Tomahawk en represalia por otro presunto uso de gas. Esta vez, sin embargo, se especula con un ejercicio más amplio y arriesgado.

Vassily Nebenzia, embajador ruso en la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), ya advirtió el lunes en la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad “de las graves consecuenc­ias de las acciones armadas”. El diplomátic­o escuchó cómo Nikki Haley, su colega estadounid­ense, afeaba su conducta por bloquear las resolucion­es para proteger a los sirios. “Rusia puede parar esta carnicería sin sentido”, señaló.

Sin embargo, recalcó que Estados Unidos “responderá en cualquier sentido”, con lo que remarcó que Washington no frenará su respuesta si los rusos bloquean una decisión multilater­al.

No deja de ser otro indicio de las intencione­s occidental­es el que EE.UU. solicitara para la tarde del martes una nueva reunión. La intención de Haley era que se votara una propuesta en la que se condene en “los términos más severos” el uso de armas químicas y se fije un nuevo mecanismo para investigar su utilizació­n.

Los rusos, que presentaro­n otros dos textos alternativ­os (rechazados), despreciar­on ese borrador y, finalmente, optaron por hacer uso de su derecho al veto.

El escenario para la represalia armada de los estadounid­enses y sus aliados está listo, frente a la inoperanci­a de la ONU.

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MARK WILSON / POOL / EFE El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ayer en la Casa Blanca

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