Las miradas alemanas
Las opiniones de políticos sobre el conflicto catalán van del “asunto interno español” a la mediación con salvedades
Tras “el malentendido” (así lo etiquetó el Gobierno alemán) de las opiniones de la ministra de Justicia, Katarina Barley, sobre la primera resolución del Tribunal de SchleswigHolstein sobre Carles Puigdemont, otros representantes de la clase política alemana se han pronunciado estos días sobre el caso, aunque ningún otro miembro del Ejecutivo ha incurrido en el desliz de la ministra.
Así, el vicejefe del grupo parlamentario del SPD, Rolf Mützenich, dijo el lunes al diario Handelsblatt que “es hora de que el Gobierno español busque una solución política para Catalunya”, y que “si el Gobierno quisiera ayuda de terceras partes, los países europeos o la UE serían los contactos adecuados”.
La idea de una mediación ha tenido hasta ahora un eco relativo, y desde luego no ha sido ni mencionada ni comentada por miembros del Gobierno. La semana pasada la invocó Elmar Brok, eurodiputado de la democristiana CDU, el partido de Merkel. En un reportaje con opiniones de políticos en el Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), Brok ponía dos condiciones para que, a su juicio, la UE mediara: la misma que Mützenich (que el Gobierno español lo pida) y la renuncia de los independentistas a la secesión de Catalunya. “Deben olvidarse del objetivo de la independencia, la mediación debería ser sobre más autonomía”, afirmó Brok.
En términos parecidos se expresaba también en el FAZ el copresidente de Alianza 90/Los Verdes, Robert Habeck, a quien la idea de mediación le parecía “sensata”, siempre y cuando el Gobierno español y los independentistas la aceptaran, y que la meta fuera mantener la integridad territorial de España.
Sin embargo, el diario también recogía voces que reiteran la postura del Gobierno alemán sobre el conflicto, un asunto interno español cuya solución debe buscarse en el marco de la Constitución, “una postura que no ha cambiado”, como señaló el lunes el portavoz del Ejecutivo, Steffen Seibert. Así, el democristiano Norbert Röttgen, presidente de la comisión de Exteriores del Bundestag (cámara baja del Parlamento), recordaba que España no quiere la mediación de la UE. Y el diputado liberal Alexander Graf Lambsdorff decía que “la UE no debe convertirse en agente de disolución de sus estados miembros”.
El partido izquierdista Die Linke sí apoya la mediación desde hace tiempo. De hecho, algunos diputa-
Alexander Dobrindt, de la CSU bávara, no ve “una postura golpista” en el independentismo catalán
dos izquierdistas visitaron a Puigdemont en la prisión de Neumünster. “El debate sobre el estatus de Catalunya es político, no jurídico, y debería hacerse en España con la asistencia de la UE, y en ningún otro lugar”, dijo entonces Dietmar Bartsch, jefe del grupo parlamentario de Die Linke.
De Baviera llegaba ayer otra opinión sobre el conflicto. Alexander Dobrindt, líder parlamentario de la socialcristiana CSU, partido socio histórico de la CDU de Merkel, dijo en una entrevista al grupo de medios Funke que “la UE sólo se mantendrá unida si se respetan las tradiciones y especificidades de cada región de Europa”. Dobrindt declaró que “en Europa deberíamos hablar más de conectar que de dividir”, pero opinó que “lo que fue concedido a los escoceses como derecho de autodeterminación no debería ser considerado una postura golpista en el caso de los catalanes; todo el mundo en Europa debe tener el derecho de debatir su identidad”.