La maldad del paraguas

Estoy de acuerdo con Joaquín Luna sobre los motivos para eliminar el paraguas (“Hay que prohibir el paraguas”, 9/IV/2018). Y añadiría otra causa más definitiva, su uso como arma mortal. En mi infancia vi en TVE en 1967 una serie creada y protagonizada por Narciso Ibáñez Menta, ¿Es usted el asesino? ,enla que el criminal en serie era un hombre con un paraguas provisto de un mecanismo que propulsaba un estilete al presionar un botón. Era el asesino del paraguas.

Pero saliendo de la ficción, en 1978 cuando el periodista y disidente búlgaro Georgi Markov, exiliado en Londres, paseaba por el puente de Waterloo, recibió un impacto fortuito del paraguas de un extranjero. Según Wikipedia, “esa tarde desarrolló una fiebre alta y fue atendido por el doctor Bernard Riley, del hospital St. James, donde murió tres días más tarde, el 11 de septiembre de 1978, a la edad de 49 años. La causa de la muerte fue el envenenamiento por ricina”. Los forenses descubrieron un perdigón incrustado en la pierna impregnado con veneno, seguramente lanzado por un mecanismo de aire comprimido camuflado en el paraguas.

Nada nuevo en Londres hoy en día. Señor Luna, desconfíe de toda suegra con paraguas.

AGUSTÍ AMORÓS

Sant Pere de Ribes