Los presupuestos

Hace una semana el ministro Cristóbal Montoro presentó los presupuestos, con un retraso de seis meses. Y el Gobierno los considera, pomposamente, los más sociales de la historia –calificación que repite cada año–, cuando el gasto público es de los más bajos de la zona euro respecto del PIB. Pero por un lado contienen una previsión de ingresos inflada e irreal y, por otro, una suerte de equilibrio entre la reducción del déficit, el incremento de algunas partidas y una rebaja del IRPF a las rentas más bajas. El anuncio del aumento de determinadas partida es un guiño electoral a pensionistas y funcionarios, así como al PNV.

No siendo economista, y sin entrar en cifras, que algún experto me explique cómo es posible cuadrar unas cuentas con una previsión de ingresos, como poco, optimista, reducción del déficit, incremento de partidas presupuestarias y rebaja fiscal.

En ningún caso se recupera ni siquiera parte de los recortes en materias como sanidad, educación o protección social, y en cambio se aumenta la partida de Defensa.

Más que zanahorias, Montoro se ha sacado de la chistera un truco de magia electoralista para hipnotizar a esa parte de la población en pie de guerra. Por ello, espero que los presupuestos se modifiquen con aquellas enmiendas que favorezcan un reparto más justo que cubra las verdaderas necesidades de los ciudadanos.

J.M. FERNÁNDEZ-ARROYO

Barcelona