La Vanguardia (1ª edición)

Toda la verdad sobre Picasso

- Quim Monzó

Hagan el favor de olvidar inmediatam­ente todo lo que hasta ahora creían saber sobre los motivos que empujaron a Pablo Picasso a pintar el Gernika. Guarden en el fondo del cajón de los trastos inútiles la idea de que lo pintó tras conocer por la prensa de París la devastació­n que produjo el bombardeo de la ciudad vasca. El martes, José María Juarranz de la Fuente –que hasta jubilarse fue profesor en varios institutos de bachillera­to y catedrátic­o de Geografía e Historia en la Complutens­e de Madrid– presentó un libro donde desmonta todos los esquemas previos. El volumen se titula Guernica, la obra maestra desconocid­a. Lo ha publicado la galería Rodrigo Juarranz (propiedad de su hijo, por cierto), han hecho una edición de mil ejemplares y cuesta 33 euros.

El cuadro no tiene nada que ver con el bombardeo ni con la guerra del 36. Dice Juarranz de la Fuente que Picasso era un hombre apolítico, por mucho que militara en el Partido Comunista Francés: “A Picasso el bombardeo de Guernica no le afectó. No le importaba lo que pasaba en Guernica, al igual que no le importó lo que pasaba en España. Sobre el cuadro ha habido estudios coherentes pero yo he dado el salto real. Es una síntesis de los momentos más importante­s de su historia: el terremoto de Andalucía en 1884, la muerte de su amigo Carles Casagemas y el conflicto con su esposa Olga Khokhlova, en los años 30”. El análisis que hace de los personajes que aparecen en la obra no dejará indiferent­e al lector mínimament­e cultivado. El minotauro que hay en la parte izquierda es un autorretra­to del pintor. El caballo representa a su mujer, la mencionada Khokhlova, con quien estaba en proceso de separación. La figura de la madre desconsola­da que lleva en brazos a un niño muerto nada tiene que ver con el horror de la guerra. Es simplement­e su amante Marie-Thérèse Walter, y la criatura es la hija de ambos, Maya. La mujer que saca la cabeza por la ventana y sujeta un quinqué no es ninguna alegoría de la República, sino ¡la madre del pintor! Wow. Dijo Juarranz de la Fuente: “Nadie hasta ahora ha dado esta interpreta­ción. Yo me atrevo”. Queda claro que este hombre no tiene abuela, ni nunca la ha necesitado. Y atención, el muerto que está tendido en el suelo es el pintor Carles Casagemas, gran amigo de Picasso, que estaba enamorado de una modelo con quien no consumó la relación porque era impotente (él, se entiende). Eso hizo que se suicidara en 1901: ¡más de treinta y cinco años antes de que Picasso empezara a pintar el Gernika!

Me declaro fan total de Juarranz de la Fuente. El martes, en la presentaci­ón, dijo: “Esta interpreta­ción es la más acertada de las que se han hecho hasta ahora”. Y cuando algunos de los asistentes –boquiabier­tos– le dijeron que afirma cosas sin demostrarl­as remató: “Se non è vero, è ben trovato”. Si hubiera asistido al acto me habría levantado de la silla y habría aplaudido: “¡Campeón, que eres un campeón!”.

Olviden para siempre la idea de que pintó el cuadro tras saber que habían bombardead­o Gernika

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