“No fracasa el niño, fracasa el sistema”
Begonya Gasch, fundadora de El Llindar
La psicopedagoga Begonya Gasch creó hace 15 años la Fundación El Llindar, una de las primeras escuelas de segunda oportunidad de España que es actualmente un centro de referencia educativo y ejemplo de innovación. La escuela acompaña a 330 jóvenes entre 12 y 25 años que se han descolgado de la educación y se encuentran en situación de fragilidad, respetando su singularidad, sus ritmos e intereses. Gasch habla de dignidad educativa. “Es el sistema el que fracasa pero ellos abandonan y sufren”, afirma.
¿Qué es una escuela de segunda oportunidad?
Un centro que acompaña a los jóvenes durante dos, tres o cuatro años para que encuentren el sentido de su recorrido formativo. Tenemos 153 itinerarios diferentes. Nos centramos en la singularidad de cada alumno, sus deseos e intereses para que encuentren sentido y utilidad a aquello que hacen, y recuperen la sensación de capacidad que han perdido por el maltrato escolar que han recibido.
¿Cómo es el primer contacto con el adolescente?
Nos sentamos en las butacas de mi despacho y mantenemos una conversación lo más sincera posible. La escucha es parte fundamental de este proceso. Muchos de estos chicos no sólo están descolgados del sistema educativo sino también de la vida misma. Hay que descubrir cuál es el obstáculo en el proceso de aprendizaje y buscar cómo generar su consentimiento para aprender. Para eso es necesario crear tiempos, espacios y miradas diferentes. Y requiere deseo y trabajo individual y colectivo por parte de los profesionales.
Parece un trabajo intensivo para los educadores.
Efectivamente, es sumamente comprometido pero no sólo para ellos sino también para el resto de equipo humano, como el cocinero del restaurante o el mecánico del taller. La institución posibilita espacios de trabajo personal y colectivo que facilitan que todo el personal pueda ajustar cada día la propuesta del centro a aquello que le sucede a cada niño.
¿Cómo ofrecen todo eso?
Llevamos años explorando y transgrediendo el territorio imposible de la normativa, de un sistema educativo burocrático, despersonalizado y estandarizado, para crear nuevas condiciones de posibilidades para los adolescentes y jóvenes que el sistema centrifuga sistemáticamente. No es fácil pero vamos encontrando esas brechas.
“La educación actual es burocrática, despersonalizada y estandarizada”
Si el abandono y el fracaso es tan alto y afecta no sólo a chavales en riesgo de exclusión, ¿por qué no hay más escuelas así?
“Tienen que encontrar sentido y utilidad a lo que hacen, y pensar que tienen capacidad”
Por la rigidez del sistema educativo y por la falta de flexibilidad administrativa que no posibilita la constitución de escuelas con un apoyo financiero sólido y continuo en el tiempo. Nosotros dependemos de subvenciones porque los sucesivos gobiernos no han sido capaces de encontrar el encaje administrativo que garantice la sostenibilidad económica. De hecho, estamos sosteniendo con fondos propios el 70% de nuestro alumnado desde el pasado septiembre por un retraso en la publicación de la subvención. Y ya no podemos más. No se puede afrontar el fenómeno del abandono escolar desde la lógica de la subvención, convocatoria y concurso público.
¿Y si no consigue la financiación para este año?
No lo sé, estamos batallando para que los chavales no repitan la experiencia de abandono.