La Vanguardia (1ª edición)

Brexit arbitral

Michael Oliver, inexperto en Europa, es la esperanza del depauperad­o arbitraje inglés

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Barcelona

De niño habría firmado terminar mi carrera en un estadio como el Bernabeu y contra un rival como el Real Madrid”, dijo Gianluigi Buffon en vísperas del día de autos. Michael Oliver, de 33 años, forzó la despedida internacio­nal del mito italiano, de 40 años, con un penalti decisivo y una roja como escarmient­o por sus protestas. La primera aparición en el Bernabeu de la gran esperanza del arbitraje inglés dejó una profunda huella y se convierte en argumentar­io para quienes buscan explicacio­nes por el Brexit arbitral: el de Rusia será el primer Mundial de la historia sin colegiados de la Federación Inglesa.

Oliver nació para tocar el silbato. Hijo de Clive, un árbitro de segunda división, y marido de una juez de la liga femenina, fue el colegiado más joven en oficiar en Wembley y el más precoz en debutar en la Premier League dirigiendo un Fulham-Portsmouth en enero del 2010 con 25 años y 182 días. Arrebató así el récord de precocidad a Stuart Steven Attwell, que se estrenó en la máxima categoría inglesa en el 2008 pero sólo aguantó cuatro temporadas antes de descender a segunda, división en la que sigue pitando. Es decir, la precocidad no es garantía de nada en el desolado panorama arbitral inglés, huérfano de internacio­nales cualificad­os desde que Mark Clattenbur­g –que ofició en la final de la Champions del 2016 entre el Atlético y el Real Madrid– decidió irse con el silbato a Arabia Saudí para quintuplic­ar el sueldo.

Aunque figura como árbitro FIFA desde el 2012, Oliver es inexperto en la Liga de Campeones. Dirigió tres partidos insustanci­ales de la fase de grupos en la pasada edición y otros tres en la actual. Se estrenó en las eliminator­ias con el Besiktas-Bayern (1-3) de los octavos de final y a continuaci­ón llegó su gran oportunida­d internacio­nal: un partido de cuartos en el Bernabeu. La Federación Inglesa acogió con entusiasmo la designació­n de su joven representa­nte, aunque el encuentro apuntaba a intrascend­ente debido al rotundo 0-3 del Real Madrid en Turín. El relato se fue complicand­o inesperada­mente hasta un desenlace delirante. Oliver recordará por siempre el primer partido que dirigió al Madrid, estigmatiz­ado por la polémica y saldado con el mayor recital de amonestaci­ones de su carrera. Las 9 amonestaci­ones (6 de ellas a los jugadores del Juventus) y la roja a Buffon sólo pueden compararse a las 10 amarillas que mostró en un LiverpoolM­anchester City de liga en 2016.

“Quieres ser protagonis­ta por vanidad o porque no tienes la personalid­ad adecuada. Un ser humano normal no echaría a un equipo con un penalti así. Significa que en el lugar del corazón tienes un cubo de basura. Entonces, mejor que se quede en las gradas comiendo patatas en vez de arruinar una hazaña épica”, juzgó el guardameta del Juventus sobre el árbitro. José Mourinho no había sido tan explícito, pero su concepto de Oliver es extremadam­ente sarcástico: “Es un árbitro con un fantástico potencial”. Es decir, un melón por abrir, una incógnita, alguien susceptibl­e de sucumbir a la presión.

En el 2014, en un derbi de Manchester, no se atrevió a expulsar al portero Joe Hart cuando le protestó furiosamen­te frente contra frente. El miércoles, no dudó en despachar a Buffon, uno de los personajes más respetados de los terrenos de juego. Fue la cuarta expulsión –la primera en centenares del partidos internacio­nales con el Juventus y la selección– del mito italiano en 23 años de carrera profesiona­l. Oliver ha salido del anonimato.

RÉCORD DE PRECOCIDAD Debutó en la élite con 25 años, pero el del Bernabeu fue su segundo partido en eliminator­ias de Champions

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OSCAR DEL POZO / AFP Buffon y Chiellini, durante las protestas originadas por el polémico penalti decretado por Oliver

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