Multitudinaria protesta para pedir la libertad de los presos
La marcha reúne a independentistas y a líderes sindicales y de los comunes Puigdemont afirma que quiere evitar las elecciones sin revelar cómo
PROTAGONISTAS Miles de personas llenan el Paral·lel para defender “libertades, derechos y democracia”
CARTAS Cuixart y Sànchez reclaman unidad y califican el Estado de “autoritario”
DEMANDAS La plataforma convocante pide formar Govern para recuperar las instituciones
Del Piolín a los lazos amarillos y del canto “Dónde están las papeletas” al “Bi-Ba-Butzemann”, la tradicional canción infantil alemana que ha causado furor entre el independentismo por el parecido de su estribillo con “viva Puigdemont”. Justo el día antes de que comparezcan Oriol Junqueras, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez ante el Tribunal Supremo para que se les comunique su procesamiento, Barcelona volvió a ser el escenario de una multitudinaria movilización donde predominó el amarillo y las estelades. Esta vez fue convocada por la plataforma Espai Democràcia i Convivència –que agrupa desde sindicatos como CC.OO. y UGT hasta entidades soberanistas como la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural– bajo el lema “Por los derechos y las libertades, por la democracia y la cohesión, ¡os queremos en casa!”.
Sin embargo, los dos kilómetros de la avenida Paral·lel, por donde debía transcurrir la manifestación, quedaron pequeños y la vía no absorbió a los centenares de miles de personas –315.000 según la Guardia Urbana, 750.000 según la organización–. En cuanto empezó, al mediodía, muchos tuvieron que desplazarse por otras calles, como la Gran Via o la avenida Mistral, que se convirtieron en verdaderos caminos de apoyo a la protesta. Hubo momentos en que la corriente de gente por el Paral·lel no podía moverse, hasta el punto de que pareció más una concentración que una marcha. Un dato: 25 minutos para cruzar dos manzanas saliendo desde la plaza Espanya.
En todo caso, ¿qué efectos puede tener una movilización como esta? Hubo quien lo tenía claro: “A mí lo que me fastidia es que allí les importa un huevo”, comentaba un joven. “Es más, seguro que Llarena se ríe aún más: ‘Mira, yo puedo con todos estos’”. Otros tienen una visión más optimista y consideran que los encarcelados “tienen que percibir en todo momento que hay mucha gente a su lado”. Quizás las muestras de agradecimiento a través de las redes sociales de todos ellos pueda ser una buena prueba.
Los congregados portaron pancartas con las caras de los dieciséis líderes independentistas encarcelados o desplazados. También hubo carteles a favor de los Comitès de Defensa de la República – “Yo soy CDR” fue el más habitual–, otras más curiosas, como “Cuevillas 1 - Spain 0”, para aplaudir al abogado del número uno de Junts per Catalunya. Y cantos ya recurrentes, como “Libertad presos políticos” o “Puigdemont, nuestro presidente”. Y muchos mensajes escritos en inglés y alemán para expresar al mismo tiempo el agradecimiento a la justicia alemana por no extraditar al presidente destituido, y para reclamar apoyo internacional. Eso sí, las bufandas amarillas se quedaron esta vez dentro de mochilas y bolsos de mano por el intenso calor.
La manifestación se desarrolló pacíficamente, pero venía precedida por la polémica sobre la presencia de los sindicatos. Ciudadanos y el PP habían criticado a CC.OO. y UGT porque aseguraban que se pretendía “coaccionar” a los jueces y que la protesta, a su parecer, era una reivindicación independentista más y de cariz político por mucho que el lema fuera “por los derechos y las libertades”. Pero dentro de UGT también surgieron voces críticas que afirmaron que el Espai Democràcia i Convivència “no recoge el sentir de la pluralidad de la sociedad catalana”. Incluso las dos federaciones estatales de CC.OO. y UGT expresaron en un comunicado: “No compartimos ni el objetivo, la independencia, ni la estrategia”.
Con todo, el secretario general de UGT en Catalunya, Camil Ros, urgió ayer al diálogo y a formar Govern para hacer frente a la agenda política y social, ya que “no es el momento para la unilateralidad ni el 155 ni juicios ni detenciones”. También el Espai, la plataforma convocante, reclamó un Govern para recuperar las instituciones.
El punto final estuvo en el parque de las Tres Xemeneies. Allí también se reclamó diálogo y recuperar las instituciones catalanas. El tono de los parlamentos fue más inclusivo que en otras ocasiones, aunque se lamentó “el uso desproporcionado y abusivo” de la prisión preventiva y del Código Penal. Así, Txell Bonet, pareja del presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, leyó una carta suya desde la prisión de Soto del Real en la que celebra “la capacidad del pueblo catalán para unirse en momentos de injusticia por la deriva autoritaria de un Estado que utiliza la prisión provisional de una manera injustificada”. “Unidad, dignidad, coraje y amor. Viva Catalunya libre”, concluye el líder de la entidad soberanista encarcelado desde el 16 de octubre.
Más dura fue la carta del expresidente de la ANC, Jordi Sànchez. Su hijo Oriol Sànchez leyó la misiva en la que subraya que “un Estado autoritario nunca merecerá gobernar un pueblo libre”. ¿“Creéis que merece gobernarnos quien no respeta el resultado de las elecciones? ¿Creéis que merece gobernarnos quien viola nuestros derechos civiles?”, afirma Sànchez en la carta, antes de resaltar que el independentismo ha hecho “las movilizaciones cívicas y pacíficas más multitudinarias de Europa; ellos tan sólo relatan violencias inventadas”.
Acudieron a la concentración muchos representantes de JxCat, el PDECat, ERC o la CUP, así como de la órbita de los comunes, como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que celebró la movilización “masiva y transversal”.