Las galerías subterráneas se repintan para protegerse en caso de incendio
Bajo el asfalto existe otra Barcelona sin la cual no funcionaría la ciudad que todos conocemos. Un conjunto de galerías subterráneas recorren la capital catalana llenas de cables de fibra óptica, agua freática... y electricidad, mucha electricidad. Hasta 550 kilómetros de cables de media y alta tensión de Endesa y Red Eléctrica transcurren por uno de esos lugares discretos y secretos pero imprescindibles.
Un incendio en su interior es el principal temor de sus responsables ya que pondría en jaque el suministro eléctrico de miles de vecinos. A los habituales sistemas de prevención contra el fuego se suma ahora uno que parece inofensivo, pero que según los técnicos responsables es fundamental: la pintura intumescente.
El ramal de 190 metros que conecta la subestación eléctrica de Mata, en el Poble Sec, con la galería de servicio principal del Paral·lel se ha pintado por completo de blanco con una serie de componentes especiales que actúan como una protección pasiva. “El fuego, al entrar en contacto con la pintura, hace que esta se dilate y forme una barrera aislante en forma de burbujas de gas inerte que evita la propagación de las llamas y la combustión”, explica Emili Canillas, técnico de subestaciones de Endesa.
“La pintura no extingue el fuego, pero retrasa su propagación y mejora la resistencia”, remarca Canillas mientras repasa los más de 18 kilómetros de cables que suponen las 67 líneas de media tensión pintadas de un blanco tan impoluto que incluso deslumbra al visitante cuando accede por primera vez a un lugar que se imaginaba oscuro e inhóspito.
La entrada al recinto se consigue tras desbloquear varias puertas dotadas de los más potentes sistemas de seguridad, cámaras y un conjunto de sensores de temperatura que controlan el interior. Un zumbido constante recuerda que por esos cables pasa electricidad sin cesar. El responsable de la subestación de Mata, Manel Díaz, define a las galerías como “un organismo vivo”. Cuando una máquina haciendo obras en la calle da con un cable, el cortocircuito llega hasta esta galería de Endesa y hace saltar las grapas que unen los diferentes conductos aparentemente inofensivos. Si ese chispazo o cualquier otra incidencia provocaran un incendio, independientemente de los efectos de la nueva pintura, se activarían una especie de extintores instalados en el techo de la galería subterránea que sueltan un agente químico contra el fuego.
La medida se ha implantado también en las subestaciones de Vilanova (en Arc de Triomf), Les Corts, Trinitat, Sants y Badalona. En el caso del Poble Sec es especial ya que es una de las instalaciones más mimadas por Endesa. Fue la primera subestación de Barcelona y es una de las más antiguas de España. Los pasillos que aún huelen a pintura fresca tienen los cables que dan electricidad a edificios emblemáticos como el Palau de la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona o el Liceu y a puntos estratégicos como el puerto.