La Vanguardia (1ª edición)

Boicot cuestionad­o

Los analistas disienten sobre si la oposición venezolana acertó al no concurrir a las elecciones

- ANDY ROBINSON Bogotá

La decisión de la oposición venezolana de boicotear las elecciones presidenci­ales del domingo ha tenido un éxito más que cuestionab­le a tenor de los resultados, que dan la victoria a Nicolás Maduro.

La decisión de apoyar el boicot electoral de la oposición venezolana la compartier­on los gobiernos de Estados Unidos, la Unión Europea, la mayoría de los latinoamer­icanos y casi todos los medios de comunicaci­ón occidental­es. ¿Pero fue una decisión acertada? A la luz del resultado de las elecciones, hay dos posibles respuestas. Una, que el fraude denunciado por el derrotado candidato rebelde de oposición Henri Falcón justifica el boicot que él mismo decidió romper. Otra, que la elevada abstención provocada por el boicot hizo imposible una victoria para un candidato de la oposición.

“Los boicots electorale­s jamás funcionan”, señala Peter Hakim, veterano analista del think tank centrista Interameri­cana Dialogue de Washington. “La oposición venezolana es la mas estúpida que he conocido jamás. Llevan 20 años y no hacen nada para que la situación avance. Una figura como Falcón es necesaria para romper la parálisis”, dice Hakim, que ha participad­o en comités de asesoramie­nto del Banco Mundial, el Banco Interameri­cano de Desarrollo y el Consejo de Relaciones Exteriores.

El expresiden­te español José Luis Rodríguez Zapatero calificó como un “prejuicio” la posición europea de apoyar el boicot pese a la presencia de Falcón. “No tiene sentido que gobiernos del mundo alimenten posiciones radicales, es irresponsa­ble”, dijo. Zapatero era uno de los mediadores de las negociacio­nes llevadas a cabo en La Habana entre el Gobierno venezolano y la oposición que, según ha dejado entrever el exmandatar­io español, fueron saboteadas por la Administra­ción Trump.

Hakim explica la posición estadounid­ense de oponerse a las negociacio­nes, apoyar el boicot y aplicar sanciones económicas a Venezuela por la influencia que tiene un grupo de republican­os de Miami. “Aquí en Washington manda el lobby anti-Cuba, que insiste en que Cuba está al mando en Venezuela. Esta actitud de guerra fría no nos lleva a ningún sitio”, dice.

Francisco Rodríguez, el asesor económico de Falcón y exconsulto­r de la empresa neoyorquin­a de análisis financiero Torino Capital, coincide. “No hay interés en EE.UU. en una salida democrátic­a a la crisis venezolana porque sólo importan los intereses de política nacional, en Florida”, opina. Entrevista­do antes de las elecciones, Rodríguez anticipaba el fraude que Falcón denunció ayer pero coincidió con Hakim en que “los boicots electorale­s jamás sirven para nada”. Rodríguez y Zapatero participar­on en un plan alternativ­o del Unasur para Venezuela, criticado implacable­mente por EE.UU. y por la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA).

Otros analistas consultado­s en Washington defienden el boicot. Entrevista­do antes de las elecciones Ricardo Hausmann, economista venezolano de la Universida­d de Harvard y exministro de Planificac­ión bajo el gobierno de Carlos Andrés Perez, arremete contra a la decisión de Falcón de presentars­e. “Estas son unas elecciones en las que el Gobierno ha elegido al candidato de la oposición. Maduro no estaba dispuesto a dar las mínimas condicione­s para unas elecciones justas y libres”, dice. “Falcón es lo que un sindicato llamaría un esquirol. No habría sido el único candidato si a Leopoldo López y Enrique Capriles no se les hubiera negado el derecho”.

Todos coincidier­on en que el fracaso de lograr una solución negociada a la crisis venezolana o facilitar un cambio democrátic­o de gobierno tendrá graves consecuenc­ias económicas. Según el FMI se producirá otra caída libre del PIB en Venezuela este año, del 15%, tras el 14% que se perdió en el 2017. La inflación será del 14.000%. Aunque la subida del precio del crudo debería ayudar a la petroecono­mía venezolana, la falta de inversión en el sector difícilmen­te puede evitar mas caídas de la producción.

Se produce “un colapso catastrófi­co de la producción y el desplome de importacio­nes”, dijo Hausmann, que ha ayudado a elaborar un plan de rescate del FMI. Según el ministro de Finanzas colombiano, Mauricio Cárdenas, entrevista­do en Bogotá, Venezuela necesitarí­a un paquete de apoyo por valor de 60.000 millones de dólares. “Hará falta una reestructu­ración fuerte de la deuda también”, dice Hausmann. “Primero hará falta un cambio de régimen”, añade. La paradoja es que la elección de Falcón –que apoya la dolarizaci­ón de la economía– habría permitido una operación de rescate del FMI.

“Todas las teorías sobre la relación entre colapso económico y cambio político han saltado por los aires en Venezuela. Jamás hemos visto un desastre económico de estas dimensione­s, pero no ha desencaden­ado el cambio político”, señala Hausmann.

Esto se debe a que el Gobierno “está ejerciendo el control estatal sobre lo poco que queda en Venezuela y luego asignan estos bienes esenciales con criterios políticos. Es usar el hambre como una herramient­a de control social”, dice. La distribuci­ón de paquetes de alimentaci­ón a grupos que suscriben al programa gubernamen­tal de distribuci­ón hace casi inevitable una relación entre el apoyo al Gobierno y el abastecimi­ento, lo cual explica en gran medida el resultado electoral.

Rodríguez responde que es precisamen­te por eso que la estrategia estadounid­ense de apoyar el boicot y aplicar sanciones es contraprod­ucente. “Cuanta más necesidad hay en Venezuela, más dependenci­a hay de las políticas del Gobierno de distribuir bienes esenciales a cambio de votos”, dice.

“Falcón es lo que un sindicato llamaría un esquirol”, opina el exministro venezolano Ricardo Hausmann

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LUIS ROBAYO / AFP Usuarios del metro salen de la estación de Chacaíto, ayer en Caracas

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