Estrategia del desistimiento
Mientras seguimos esperando una explicación de por qué el president Torra ensalza a los hermanos Badia, adictos probados a la violencia armada, y propone por escrito que sean considerados como ejemplos que imitar, recordemos que alguien relevante en un momento de irritación máxima llegó a preguntarse cuántos muertos sería necesario que Catalunya pusiera sobre la mesa para que alcanzara la misma consideración que Euskadi, entonces asolada por el terrorismo etarra.
Pero también conviene examinar otra alternativa: la de quienes propugnan la estrategia del desistimiento .De ella derivan efectos que se reflejan en la primera página de El País de ayer. Donde se ofrecía amplia información bajo el título de “El procés ahuyenta al alto funcionariado del Estado” y el subtítulo “El 40% de los técnicos de Hacienda pidió dejar Cataluña en 2017. Abogados del Estado buscan otros destinos”.
Los independentistas han llegado a determinar con precisión el centro de gravedad de sus adversarios, sabiendo bien que la suya es en gran parte una batalla de voluntades. Por eso, los del procés intentan, sobre todo, erosionar la voluntad nacional de mantener la unidad española. Porque para sus dirigentes lo fundamental es que la crisis política actual se intensifique de tal forma que los costes de sostener esa voluntad política se hagan insoportables.
Un envite de tal importancia reclama que el Estado garantice, a partir de ahora mismo, que en Catalunya no exista ninguna vacante en las plantillas de ninguno de los cuerpos de funcionarios. Ni de los altos –abogados del Estado, técnicos comerciales, de Hacienda o de administración civil, notarios, registradores, magistrados, jueces o fiscales– ni de los de las demás graduaciones, desde peones camineros a vigilantes de playa, marinos mercantes, controladores aéreos o funcionarios de aduanas.
Advierto, por última vez, que todas las plantillas de la función pública fijadas para Catalunya deben estar al completo y que en el caso de que faltaran solicitudes se proceda sin excusa ni pretexto conforme a las normas para el destino forzoso de los que sean necesarios. Lo contrario sería dejarse ir hacia la estrategia del desistimiento. ¿Entendido?