Robots sin impuestos
El secretario general de CC.O.O., Unai Sordo, no ve buena idea que los robots paguen impuestos, pues de esta forma se desincentiva la inversión en tecnología.
Automatización a debate en las jornadas del Cercle. La llegada de los robots en los procesos productivos supondrá nuevos retos para los trabajadores. El secretario general de CC.O.O., Unai Sordo, aportó una versión realista del fenómeno. “No me parece una buena idea que los robots paguen impuestos, porque se acabaría castigando la inversión tecnológica de las empresas; si esto supone un incremento de la productividad, entonces habrá que buscar una manera de repartir fiscalmente los beneficios con la sucesiva recaudación”, indicó.
Asimismo, el sindicalista matizó que la renta básica universal pueda ser la panacea para resolver los problemas procedentes de la disrupción tecnológica. Sordo se mostró más bien a favor de una renta mínima de inserción, adaptada a las necesidades y la situación de cada persona. Y citó el ejemplo del País Vasco, una comunidad autónoma donde este tipo de ayudas, lejos de desincentivar la búsqueda de empleo, se ha traducido con una menor tasa de desempleo.
Sordo reafirmó que el problema de España reside en la devaluación salarial que se registró durante la crisis, que golpeó sobre todo los sueldos de los empleos con menor valor añadido en lugar de los sectores más exportadores, lo que no aportó ventajas competitivas sustanciales, sino el empobrecimiento de una franja de trabajadores. “Hay que subir no sólo el salario mínimo interprofesional, sino centrarse de forma especial en el 20% de las retribuciones más bajas”, subrayó el líder de CC.OO.
En otra mesa de discusión de la reunión de Sitges, dedicada a emprendedores, varios directivos cargaron contra la creación de un nuevo impuesto sobre las ventas de las grandes tecnológicas, como Google, Apple o Amazon, previsto por el Gobierno del PP, que debía ponerse en marcha este mismo año, con el que se pretendía obtener recursos para las pensiones.
La fundadora y consejera delegada de la plataforma colaborativa SocialCar, Mar Alarcón, consideró la medida un “despropósito”. A su juicio, “la idea (que también tiene la Unión Europea) de gravar las empresas de internet es buena, pero luego llega a España y salen titulares que dicen que vamos a pagar las pensiones haciendo tributar sobre los ingresos a la economía digital”. En la misma línea, Estanis Martín de Nicolás, consejero delegado del grupo de anuncios clasificados online Schibsted Spain, calificó de “mal parche” la medida.
Otro elemento que preocupa en el mundo de las start-ups son los problemas de financiación con que se encuentran cuando están ya en fase de crecimiento. “Conseguir el primer millón (lo que se conoce como capital semilla) es relativamente fácil, y entre 1 y 10 millones (serie A) es más complicado, pero para más de 10 millones (serie B) hay que irse al extranjero, no hay inversores locales”, lamentó Alarcón, A este respecto, Javier Faus, socio fundador y CEO de la gestora de fondos Meridia Capital, apuntó que “lo más común para el inversor de aquí son los fondos de fondos más que poner el dinero directamente en las empresas locales”.
Varios directivos cargan contra el impuesto español previsto para las grandes tecnológicas