La Vanguardia (1ª edición)

El Cercle ante el espejo

- Guillem López Casasnovas

Al fin algunos de los partidario­s de la tercera vía mueven ficha. Cansados probableme­nte de pedir que el Gobierno del Estado haga una propuesta mínimament­e atractiva contra la cada vez mayor desafecció­n catalana de las relaciones entre Catalunya y España, lo ha hecho el Cercle d’Economia. Se trata de una propuesta lo bastante concreta. Además de un encaje constituci­onal nuevo que puede sacar al Estatut catalán del cedazo de las leyes orgánicas armonizado­ras ancladas en la jerarquía normativa por la supuesta pertenenci­a de estas al llamado “bloque constituci­onal”, el documento del Cercle contiene una reforma específica de la financiaci­ón autonómica.

La propuesta se mueve en los márgenes de lo que entiendo que es apropiado, tal como hice constar en el extenso voto particular a la propuesta de reforma de la financiaci­ón que firmé como representa­nte de las Baleares. Una alternativ­a basada en la capacidad fiscal y una mejor vinculació­n entre decisiones de gasto y la responsabi­lidad fiscal que de ellas se deriva. Una solidarida­d expresada en una nivelación horizontal acotada y transparen­te con una redistribu­ción evaluable por sus efectos en la eficiencia y en la equidad personal. Una vía diferente a la basada en las necesidade­s fiscales estimadas por el Estado y sufragadas desde una financiaci­ón entre arbitraria y discrecion­al. Una alternativ­a que no obligue a quien no la desee y se encuentre más cómodo con gastar sin autonomía de ingresos aquello que se decida en el Estado desde variables a menudo poco robustas pobremente estimadas, ponderadas ad hoc y de dinámica a menudo aleatoria. Pero que esta comodidad de unas comunidade­s autónomas no condicione las otras comunidade­s a que aspiren a más autogobier­no.

Todo ello implica un ejercicio de realismo para entender que Catalunya no es La Rioja y que el tratamient­o fiscal del País Vasco no puede ser tan diferente del de Catalunya, ahogada dentro del régimen común ordinario regional. Pero la situación no pinta bien. La nueva ministra, igual que sus segundos, sabe de la defensa de los intereses locales andaluces, y han trasladado a Madrid buena parte de sus equipos. Y si los hacen prevalecer, Catalunya y Baleares tendrán poco margen de mejora.

Sobre la propuesta del Cercle, después de un mes, nada se ha movido. La burguesía catalana, en la parte que representa el Cercle y en la medida en que no la consideram­os un nuevo postureo, se encuentra hoy frente al espejo. El rechazo mencionado y el menospreci­o de un nuevo Gobierno que dice que no piensa mover pieza para una nueva financiaci­ón puede provocar el convencimi­ento, todavía de más gente, de que no hay nada que hacer, lo cual no deja de ser una manera como otra de ampliar la base de los independen­tistas a pesar de proceder de un posicionam­iento sobre todo unionista.

Es de agradecer que el Cercle mueva ficha y haga una propuesta de reforma muy concreta

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