La Vanguardia (1ª edición)

Sebastian Kurz

CANCILLER AUSTRIACO

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

El canciller austriaco Sebastian Kurz (31) ha escalado un peldaño más en la crisis migratoria amenazando con cerrar las fronteras de su país si Alemania sigue adelante con la instalació­n de controles de migrantes en sus confines con Austria.

La crisis migratoria está poniendo en riesgo uno de los grandes logros de la Unión Europea, la libre circulació­n de las personas. El acuerdo del domingo entre la canciller Angela Merkel y su ministro del Interior, Horst Seehofer, debilita el acuerdo de Schengen e, incluso antes de aprobarse a escala gubernamen­tal, ya está provocando las primeras reacciones en lo que amenaza con desencaden­ar un efecto dominó. Fue el canciller de Austria, Sebastian Kurz, quien ayer advirtió que no aceptará acuerdos con Alemania que dañen sus intereses y que está dispuesto a cerrar las fronteras de Austria con Italia y Eslovenia. Kurz declaró que “todo indica que Alemania está lista para tomar medidas nacionales. Pero no estamos dispuestos a firmar acuerdos con Alemania que vayan en contra de los intereses de Austria”. Kurz advirtió después del posible cierre de fronteras: “Estudiamos cualquier medida para proteger a nuestra población. Para ello, estamos también dispuestos a tomar medidas en las fronteras del sur del país”.

El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, reaccionó rápidament­e a las amenazas austriacas advirtiend­o que su país no se quedará de brazos cruzados. “Si Austria quiere hacer controles, tiene todo el derecho. Nosotros haremos lo mismo”, avisó. El titular de Exteriores, Enzo Moavero Milanesi, por su parte, pidió evitar medidas que pueden “conducir a una situación de cierre” entre países europeos.

Kurz, el joven político conservado­r que ha llegado al poder agitando el freno a la emigración como gran promesa y que gobierna con la FPÖ, un partido de extrema derecha, se muestra siempre favorable a las posturas más duras para afrontar la emigración, pero cuando estas le acaban afectando, se revuelve con fuerza. El origen del problema viene del acuerdo entre Merkel y sus socios de la CSU de crear “centros de tránsito” en la frontera entre Alemania y Austria, donde se internaría a los solicitant­es de asilo inscritos en otros países de la Unión Europea que intentaran entrar en Alemania. Desde estas instalacio­nes los migrantes se devolvería­n al país responsabl­e si los acepta, o bien, dice el acuerdo, el trato se haría con Austria. Un planteamie­nto que no gusta nada a Viena; por ello advierte que también cerrará o filtrará sus fronteras.

Los acuerdos bilaterale­s que durante la cumbre europea Merkel negoció con los jefes de Gobierno español, Pedro Sánchez, y griego, Alexis Tsipras, prevén exactament­e eso, la devolución de solicitant­es de asilo que hayan entrado por España o por Grecia y que, posteriorm­ente, se hayan trasladado a Alemania. Son los denominado­s movimiento­s secundario­s. Merkel tiene acuerdos con España y Grecia, pero no con otros países como Italia, por ejemplo. Por ello no convenció a su socio bávaro, que tensó la cuerda hasta conseguir la creación de esos centros de tránsito en la frontera. Una propuesta, por cierto, que todavía necesita la bendición de los socialdemó­cratas, miembros de la coalición de gobierno.

Desde la Comisión Europea, el presidente Jean-Claude Juncker se apresuró a cubrir legalmente el acuerdo: “He pedido un informe a los servicios jurídicos, pero a primera vista creo que está en línea con la ley”. Lo dijo en una comparecen­cia conjunta con el canciller austríaco en el Parlamento Europeo. Si por la tarde Kurz advertía desde Viena a los alemanes, por la mañana había presentado su programa como presidente de la UE los próximos seis meses. Un programa cuya prioridad es cerrar las fronteras exteriores de la UE a la entrada de migrantes. Es lo que llamó un “cambio de paradigma” en la política europea de emigración. Kurz sumó apoyos, pero también recibió críticas de la izquierda por utilizar el miedo y querer levantar una Europa fortaleza. También el liberal Guy Verhofstad­t le dijo: “Lo que vivimos en Europa no es una crisis migratoria, es una crisis política a costa de los inmigrante­s. Mire las cifras antes de extender el miedo”.

“Estudiamos cualquier medida para proteger a nuestra población”, dice el canciller Kurz “Si Austria quiere hacer controles, tiene todo el derecho; haremos lo mismo”, asegura Salvini

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 ?? GEORG HOCHMUTH / AFP ?? El canciller austriaco, Sebastian Kurz, seguido por el vicecancil­ler Heinz-Christian Strache, del FPÖ, ayer en Viena
GEORG HOCHMUTH / AFP El canciller austriaco, Sebastian Kurz, seguido por el vicecancil­ler Heinz-Christian Strache, del FPÖ, ayer en Viena

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