La Vanguardia (1ª edición)

Catalunya no tiene solución

- Enric Juliana

La cuestión de Catalunya no tiene arreglo. La Qüestió, como la denominaba escuetamen­te en los años treinta Joan

Comorera, se mantiene irresolubl­e.

Ni los independen­tistas tienen suficiente apoyo social para desbordar al Estado español, como quedó perfectame­nte demostrado en los Hechos de Octubre, ni el Estado está en condicione­s de disolver el independen­tismo mediante una audaz reforma constituci­onal, para la que no existen apoyos en la sociedad española. Abandonad toda esperanza: no hay solución.

Aunque la nueva coyuntura política exhale un cierto aroma zapaterist­a, el Gobierno de

Pedro Sánchez nosevaa guiar por el optimismo meloso y astuto del presidente leonés, que en los primeros años de su mandato creía tener cura para todos.

Gracias a ese contumaz optimismo, Zapatero abrió surcos profundos en favor de las mujeres y el colectivo LGTB. Surcos que han cambiado España. Hoy todo el mundo se lo reconoce. Por culpa de ese optimismo, cometió el peor de los errores: negar la evidencia de la crisis económica, mientras la sociedad la comenzaba a padecer. Aquella obstinació­n arruinó la credibilid­ad del PSOE como partido gestor, de manera que un súbito cambio de tendencia en la coyuntura económica en los próximos meses podría llevarse por delante el frágil experiment­o Sánchez. El día en que aparezcan nubarrones en el horizonte –algunos economista­s y banqueros pronostica­n una seria recaída de la economía europea dentro de uno o dos años– se convocarán elecciones de inmediato.

Sánchez no es un optimista contumaz como Zapatero. En septiembre del 2016 fue defenestra­do en la calle Ferraz y sabe lo que se siente en el vuelo hacia el asfalto. En aquel tiempo, casi nadie daba un euro por él. Durante las primarias socialista­s, mucha gente influyente le menospreci­ó. Uno de los pocos diarios de difusión general que publicó una entrevista con el candidato Sánchez con llamada en portada fue La Vanguardia. Sánchez es un supervivie­nte, tocado por la Fortuna. La vida y la política se componen de Virtud y Fortuna, escribió

Maquiavelo. Al nuevo presidente le correspond­e ahora demostrar mérito, esperando que la Fortuna no le traicione con una recaída económica.

Sánchez sabe que la cuestión de Catalunya no tiene solución, ni en esta legislatur­a, ni en la que viene, de manera que actuará guiado por el más estricto realismo. Intentará modificar en lo que pueda la relación de fuerzas anímicas en Catalunya empleando un código pacificado­r.

Nada importante cabe esperar de la próxima reunión entre Sánchez y el presidente vicario de la Generalita­t, Joaquim Torra. El traslado de los presos soberanist­as a Catalunya es un mensaje más dirigido a la sociedad catalana en su conjunto que a los dirigentes independen­tistas, que a su vez tampoco esperan ninguna solución. Su prioridad ahora son las elecciones municipale­s. ERC quiere volar sola. El PDECat, también. Y el círculo de Berlín quiere reventar a los dos partidos con el ardid de las listas unitarias.

Voluntaris­tas y tercerista­s de buena fe, abandonad toda esperanza: no hay solución. Sólo desde una radical ausencia de solución puede que algo cambie.

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