De rebajas en lecturas deportivas
Hace muchos años, Sergi Pàmies me ilustró (un día más). Le pregunté por qué consideraba que había tan poca literatura deportiva en España. “Es cultural. No hay costumbre”. Así de simple. En un viaje a Londres me sorprendió ver, en la librería Waterstones, al lado de Piccadilly, una autobiografía de Michael Owen, Owen in person. Era el año 2001 y el jugador inglés tenía sólo 21 años y 144 páginas de vida. Faltaban tres temporadas para que fichara por el Madrid y aún no había ganado el Balón de Oro aunque se le consideraba ya uno de los mejores futbolistas de Europa. En el 2004, justo dos meses antes de fichar por el Real Madrid, Owen escribió una segunda autobiografía con el imaginativo título de Off the record: 384 páginas de explicaciones, que fueron ampliadas dos años después en una reedición. La portada decía: “Nuevos capítulos sobre el Madrid y el Newcastle”. Como Owen, en Inglaterra tienen biografías Keegan, Gerrard, Rooney, Ferguson, George Best, Shearer, Lampard, Cantona, Charlton, Ferdinand, Lineker y, por supuesto, David Beckham... entre muchísimos otros. Y, por descontado, también libros de diferentes deportes y temáticas.
Aprovechando el Mundial y las re- bajas el fin de semana me acerqué al Fnac y a La Casa del Libro. Y se confirmó que la literatura futbolística está en servicios mínimos. Tres columnas de libros en las que están los cómics habituales de Mortadelo y Filemón pasando por Todo Messi ,el magnífico libro de Jordi Puntí; Cristiano y Leo, de Jimmy Burns; Historia de los mundiales, de Brian Glanville; Grandes citas mundialistas, con textos de Segurola; Cuando éramos los mejores, de Santi Giménez y Lu Martin, o la novela Falso nueve de Phillip Kerr. Y la espléndida biografía de Andrés Iniesta firmada por Ramón Besa y Marcos López.
La mayoría fueron publicadas ya a principios de año. De renovación mundialista, poco. O casi nada. Una de las encargadas de La Casa del Libro sonríe cuando le pregunto por ese exilio de los libros de fútbol a una estantería secundaria: “Hay Mundial, pero en la librería no lo notamos”. Aunque la pregunta real es si, en los tiempos que corren, la gente compra simplemente libros. Del Mundial, de Masterchef o de las Jornadas Económicas de Sitges.