David M. Santana
‘STORMTROPPER’
Al actor canario David M. Santana nadie lo para por la calle, pese a que ha actuado en tres Star Wars: pero lo ha hecho como stormtrooper, siempre detrás de una máscara. Ha contado sus experiencias en el festival Metrópoli de Gijón.
El festival Metrópoli de Gijón ha alojado a los monstruos de ‘Star wars’ y ‘Juego de tronos’, villanos que por la calle no se les reconoce
Se despiertan a horas intempestivas para acercarse al rodaje. Allí les esperan los equipos de vestuario y maquillaje listos para ponerles las manos encima y convertirles en criaturas de otros mundos. Si tienen suerte y, por ejemplo, tienen que convertirse en las tropas de asalto del Imperio Galáctico, con cuarenta minutos tienen suficiente. Pero si tienen que interpretar a criaturas fantásticas y surrealistas, se pasan hasta cuatro horas sin apenas moverse mientras les transforman en zombies, monstruos, vampiros, extraterrestres o caminantes blancos, sólo con breves descansos. Y, después de la jornada de rodaje, tienen otra hora y media para desmaquillarse. Es la vida de actores como Ian Whyte, David M. Santana, Harley Durst y Paul Kasey, que se han reunido este fin de semana en el festival Metrópoli en Gijón, una convención para amantes del cómic, la ciencia ficción, los videojuegos, la música y el grafiti. Estos cuatro son los actores detrás de las cámaras, los que participan en las superproducciones más conocidas, son piezas clave de Star wars o Juego de tronos, pero después caminan por la calle sin que nadie les reconozca.
“Si eres claustrofóbico, no es el trabajo ideal para ti”, reconoce Paul Kasey, acostumbrado a interpretar toda clase de criaturas. Se había formado en baile clásico y canto cuando le ofrecieron aparecer en Blade II de Guillermo del Toro. De allí a zombie en 28 días después, más de 50 episodios en el universo de Doctor Who y ahora es conocido por interpretar al Almirante Raddus de Rogue One. “Lo peor no sólo es el maquillaje sino que muchas veces tienes que llevar lentes de contacto y dientes postizos. Y, en el caso de Star wars, ni tan siquiera podía ver. Dependía del titiritero para que me diera la información”, recuerda del rodaje. Lo que menos le preocupa es que no aparezca su rostro en pantalla: “Me encanta que puedo andar por la calle con mi familia y nadie nos reconoce”. Pero nadie debe menospreciar el poder del fandom de Star wars porque en convenciones como este Metrópoli, que recibe alrededor de 350.000 visitantes, sí hay admiradores de la saga que le reconocen. Es un público que entiende que su trabajo es esencial en el desarrollo de las películas y, en algunos casos, contraen riesgos.
“Me solían llamar ‘David el patoso’ en el rodaje de Star wars porque mi casco estaba mal colocado, me caí y me fracturé el codo. Pero seguí trabajando porque para mí Star
Necesitan cuatro horas de maquillaje antes del rodaje y otra hora y media para desmaquillarse
wars lo es todo y no quería perder la oportunidad. Dije que estaba bien y que volvería al día siguiente”, comenta David M. Santana, el canario que se ha hecho famoso por ser un clásico stormtrooper, uno de los soldados blancos que intentan aniquilar a los Jedis. De momento, los ha interpretado en tres títulos: El despertar de la fuerza, Rogue One y El último Jedi. ¿Y cómo le ofrecieron el trabajo? Pues de la manera menos pensada. Se mudó a Londres después de estudiar traducción y quiso estudiar interpretación. Y, cuando trabajaba en una tienda de música, le dijeron que tenía “las medidas perfectas” (entre 1,80 y 1,82) para trabajar en un proyecto con un nombre falso. Se trataba del Episodio VII a las órdenes de J.J. Abrams. Después de pasar las audiciones, se acostumbró a trabajar con Harrison Ford paseándose con el carrito de golf por el rodaje. “Tienes que ser profesional y no comportarte con un fan”, bromea el canario.
Para que se entienda el nivel de arbitrariedad de la vida, Harley Durst también entró en la industria de casualidad. Estaba en Australia estudiando producción sin demasiado interés cuando le ofrecieron interpretar escenas de acción en una película independiente. Dominaba el capoeira, un arte marcial propio de Brasil, y al participar en el filme tuvo una epifanía: “Podía con-
vertirlo en mi carrera”. Entre sus trabajos más recientes, participar en Thor: Ragnarok o luchar contra la mismísima Wonder Woman como doble de acción de David Thewlis: “Sinceramente, no pensaba que Gal Gadot impresionaría tanto. Me di cuenta al ver las escenas rodadas. Su trabajo no era tan físico como pensaba pero siempre se la veía imponente y poderosa en cada plano”. Eso sí, su mayor reto no ha sido pelear contra superhéroes sino meterse en la piel de Moloch en Han Solo: Una historia de Star wars.
“No tenía visibilidad, llevaba un aparato de animatronic enorme, alzas en los pies y tenía dentro del casco unas pantallas hechas a medida para poder ver. Pero el campo visual era enano y la percepción de profundidad inexistente”, recuerda. Perdió el conocimiento dos veces por culpa del calor y rompió un casco al darse de bruces contra un espejo. Nada grave, gajes del oficio. Lo que sí le molesta son casos como los de John Bernecker y Joi Harris, dobles de acción que murieron en los rodajes de The walking dead o Deadpool 2 en 2017. “Me pone furioso.
Los trajes dan tanto calor que Harley Durst se desmayó dos veces como Moloch en ‘Han Solo’
Te contratan supuestamente porque tienes unas habilidades concretas y, cuando estás allí en el rodaje, te piden otra cosa. Es frustrante porque debes aprender a decir “no””, critica sobre las presiones que reciben los actores para realizar acrobacias.
Y, para rematar este póquer de actores que no esperaban dedicarse al mundo de las criaturas cinematográficas y televisivas, Ian Whyte. Estaba cansado del baloncesto profesional cuando un buen día le invitaron a presentarse a una audición. Los productores de Alien vs Predator querían aprovechar sus 2,16 metros para el mítico depredador que en los ochenta se enfrentaba a Arnold Schwarzenegger. “Siempre pensé que tenía que haber algo más en la vida además del basquet, así que conseguir el papel fue una victoria a nivel personal”, explica sobre sus inicios en 2003. Después de trabajar en Prometheus a las órdenes de Ridley Scott, de quien guarda muy buen recuerdo (“es un genio, un artista y un caballero, que examina todo con el máximo detalle”), se encontró su trabajo más memorable en Juego de tronos.
En Poniente directamente ha interpretado
Ian Whyte de ‘Juego de tronos’ defiende que, aunque no se les vea la cara, nunca dejan de interpretar
unos cuantos personajes. Él fue el primer caminante blanco que vieron los espectadores, ha sido el carismático gigante Wun Wun y también hizo de la Montaña durante la segunda temporada: “Después le dieron el personaje a Hafþór Júlíus Björnsson que es perfecto para el papel. Yo no podía seguir interpretándolo porque no tenía tiempo de ganar músculo y necesitaban que mantuviera el mismo cuerpo para poder seguir interpretando el caminante blanco”. Y es que, por más máscaras, cascos y maquillajes prostéticos que lleven, White destaca la labor interpretativa de todos los actores como él: “Muchas veces no se nos ve la cara pero no podemos desconectar el físico del viaje emocional, nos metemos en el personaje”.