Vecinas con alas
Las populares aves costeras adaptan cada vez mejor su comportamiento a la vida en las ciudades
Hace tiempo que las gaviotas se han instalado en Barcelona, demostrando una gran capacidad de adaptación los hombres y el entorno urbano.
Las redes sociales están popularizando escenas de gaviotas que exhiben su inteligente adaptación a la vida urbana. En una de ellas, se ve a un ave que entra en un supermercado, coge una bolsa de patatas y sale del comercio con sigilo. Son comunes los relatos de ciudadanos que se sienten intimidados por la agresividad de las gaviotas en sus terrazas. Y también los peatones ven cómo algunos ejemplares especializados cazan al vuelo palomas a las que les arrancan de cuajo la cabeza. “Las gaviotas están llevando el espectáculo de la naturaleza salvaje a la ciudad”, resume Pep Arcos, experto de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdlLife).
Los conflictos entre el hombre y las gaviotas patiamarillas son aislados; pero desconciertan. “He decidido no dejar el perro en la terraza”, confiesa un barcelonés temeroso de las gaviotas que anidan en el Eixample. El origen de la conflictividad tiene que ver con la capacidad de estas aves para adaptarse a las ciudades y a los entornos humanos. “Inteligentes y oportunistas, han sabido aclimatarse y usar recursos que el hombre le pone a su alcance, como vertederos, descartes de la pesca o tejados para criar”, añade Arcos. A la mala imagen de las gaviotas han contribuido tópicos como que sus poblaciones son excesivas, que causan problemas continuos o que atacan. “Los conflictos que causan se sobredimensionan”, dice Arcos.
Las gaviotas no son más agresivas que antes. Pero si están cerca del nido y alguien se acerca, su comportamiento es defensivo; por eso, a menudo atacan. Y generalmente, lo hacen con vuelos intimidatorios, que en ocasiones llegan al contacto físico directo, a rozar al intruso con las patas o el pico, o lanzando excrementos. “Es difícil que te hagan daño, pero te pueden impresionar”, añade. Arcos ha sufrido ataques de dos o tres gaviotas que le arrojaban excrementos. ¿El mayor riesgo? “Si una gaviota te toca y estás desprevenido, puede darte un golpe y perder el equilibrio e, incluso, causar un accidente; pero no tanto por el ataque en sí, sino por la reacción de la persona que sufre el ataque”.
De forma natural, crían en islotes, acantilados o playas; pero se mueven en zonas costeras e interiores. Sin ser una gran ave pescadora, come peces, invertebrados o carroña, aunque su dieta incluye pollos o adultos de otras especies (es un predador), así como los alimentos que le da la proximidad al hombre. Todo esto le permite poner 3 o, incluso, 4 huevos al año (hacia marzo). Y
Los expertos piden evitar operaciones de control, pues las poblaciones no están aumentando ahora
si las condiciones son buenas, casi todos prosperan como pollos que abandonan el nido en junio.
Las poblaciones de gaviota patiamarilla aumentaron el siglo XX gracias a la abundancia de alimento ofrecido por el hombre y la protección de ciertas zonas de cría, pero son datos parciales. Todo indica cierta estabilización o, incluso, regresión en época reciente, por más que exista la falsa impresión de que “son una plaga”. “Su población es “razonablemente abundante”, sin un crecimiento “desmesurado”. Otras aves amenazadas han crecido más en años recientes (la gaviota picofina o el flamenco), sin que proyecten esa imagen de peligro.
El error de apreciación ha dado lugar, precisamente, a que en ocasiones las administraciones hayan adoptado medidas de erradicación sin un buen diagnóstico previo. Es lo que pasó a mediados de los 90 el siglo pasado en las Medes, donde se sacrificaron más de 40.000 gaviotas en tres años (ya la población bajó de 15.000 parejas a unas 6.000) sólo porque se dieron casos de predación de pollos de patos en los humedales cercanos. Pero el problema no desapareció; buena parte de las poblaciones de gaviotas se trasladó a Girona, donde los conflictos potenciales eran mayores.
Arcos sostiene que, como medidas de control, matar a las gaviotas o recoger los pollos de una colonia pueden ser soluciones ineficaces porque los animales que prosperen tendrán menos competencia. “La solución en todo caso es actuar limitando los recursos alimentarios de que dispongan”, añade.