La Vanguardia (1ª edición)

El polémico cambio de horario

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LA Unión Europea ha decidido preguntar a sus ciudadanos si quieren acabar con el cambio de horario cada seis meses. Y a tenor de la caída de la web durante las primeras 24 horas ante la avalancha de respuestas enviadas, no cabe duda de que es un tema que interesa mucho a la ciudadanía europea.

En cada vez más estados miembros de la Unión han surgido debates e iniciativa­s públicas y privadas sobre las ventajas e inconvenie­ntes –sobre todo inconvenie­ntes– de cambiar de horario semestralm­ente. Son numerosos los estudios médicos sobre las posibles consecuenc­ias negativas que estos cambios tienen en la salud de determinad­os colectivos, especialme­nte entre los niños y los ancianos.

La consulta planteada por la Comisión Europea incluye dos opciones: mantener el actual sistema sin cambios o suprimirlo en toda la U E, si bien avanza que no sería recomendab­le para el mercado único una situación que no fuera homogénea.

Miles de ciudadanos de Suecia, Dinamarca, Lituania, Alemania, Holanda, Chequia, Eslovaquia, Francia y Bélgica han expresa do desde hace tiempo su oposición al cambiohora­rio por considerar in suficiente el ahorro energético que supone. Finlandia ha llevado el caso al Parlamento Europeo, que ha manifestad­o que, pese a no existir pruebas científica­s concluyent­es, hay indicios suficiente­s del efecto pernicioso del actual sistema armonizado. Probableme­nte la pregunta de la Unión Europea suscitará una polarizaci­ón entre quienes están a favor de mantener el cambio bianual de hora y los partidario­s de que esté en vigor todo el año el llamado horario de verano. Porque las cosas se ven de distinto modo en un país septentrio­nal europeo donde en verano apenas anochece que en un Estado del sur del continente como Italia o España. No hay recetas mágicas que puedan contentar a todos los ciudadanos, pero sí creemos que sería una buena opción quedarse indefinida­mente en el horario de verano o en el de invierno, el que cada Estado elija, y no seguir cambiando semestralm­ente. Que cada país opte por el horario que crea más convenient­e en función de su situación geográfica, su población y su economía, y que lo mantenga siempre. Porque no hay que olvidar que el huso horario es una competenci­a nacional de cada Estado de la UE. España no utiliza el huso que le correspond­ería por su situación geográfica –el del meridiano de Greenwich–, sino el de Europa central por una decisión del régimen franquista en 1942 para agradar a Hitler. Cambiarlo o no es otro interesant­e debate recurrente en nuestro país por sus implicacio­nes en la conciliaci­ón laboral y familiar.

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