Medicina inesperada pero eficaz
La música que estoy escuchando en este atardecer ampurdanés no es otra que el sonido nada imperioso pero sí constante del viento que estimula a los árboles a mantener su conocida danza.
Observo embelesado la naturaleza, los pájaros se han animado y mantienen sus conversaciones monocordes, que tan sólo un inesperado ruido detiene hasta que éste desaparece y vuelve el agradable jolgorio que aquellos mantienen.
Tengo entre mis manos un libro con los poemas de Machado y mi deformación profesional me conduce a buscar siempre la etiología de cualquier actividad humana; me atrevo a conjeturar que nuestro célebre escritor probablemente se inspiró en parte en la ingenua y desinteresada belleza de la naturaleza.
Me parece increíble que pudiendo disfrutar de aquella, todo ello no sea suficiente medicina para acallar las pasiones que nacen del éxito, que a su vez provoca soberbia, y esta no es precisamente la expresión humana que nos dirija hacia la empatía, la tolerancia y tantas cosas más. Tan sólo leyendo los poemas de Machado, estos hacen revivir o incrementar virtudes tan necesarias que nos conviertan en firmes defensores de una sociedad justa, equitativa y saludable.
Hace años, cuando comencé a ejercer como ginecólogo, influido por los ejemplos de mi padre y de mi hermano, ambos ginecólogos, mi mundo, sin apercibirme de ello, se centró en la ginecología y empecé a valorar la importancia de la honestidad profesional del ejercicio médico. Tuve la enorme fortuna de que tanto mi padre como mi hermano respetaron y promulgaron las novedades que aporté al equipo y siempre que un caso se presentaba como más adecuado para mis novedosos conocimientos quirúrgicos, no dudaban en advertir a la paciente de que me ocuparía yo de su tratamiento.
En una ocasión, una enferma, valorando mi juvenil aspecto, se dirigió a mi padre y le suplicó: “Pero estará usted presente mientras opera su hijo”.
El ejercicio de la medicina es una muestra inequívoca de honestidad. Recurrir al consejo de un compañero no significa inseguridad, sino profesionalidad al servicio del paciente.
También la medicina se asemeja a lo descrito en el inicio, pues es esencial el trabajo silencioso, en equipo, armonioso y fluido en beneficio de todos.