La Vanguardia (1ª edición)

La familia lucha para que Patricia vuelva

La nacionalid­ad del bebé que la joven tuvo con su captor peruano puede alargar la salida de madre e hijo del país

- SALVADOR ENGUIX Vàlencia

Patricia Aguilar, la joven de 19 años que fue captada por un autoprocla­mado líder religioso, secuestrad­a en la selva y liberada el pasado miércoles, se ha incorporad­o al Programa de Atención a Víctimas y Testigos de la Fiscalía peruana, mientras sus padres buscan “la mejor fórmula” para traerla a ella y a su hijo, de un mes de edad, de regreso a Elx (Alicante), donde residen.

La abogada María Teresa Rojas, de Sos Desapareci­dos, afirmó a la agencia Efe que Patricia se encuentra de forma ilegal en Perú (al parecer entró desde Chile) lo que sería motivo de expulsión, pero el hecho de que el bebé sea peruano “complica el tema porque es mucho más difícil su salida”. Tras el rescate, el padre de la joven, Alberto Aguilar, pudo ver a su hija un momento y de lejos cuando bajó del autobús en Lima. “Lo fundamenta­l es que la aparten de la mujer mayor que estaba en la casa con el captor”, sostiene la prima de patricia, Noelia Bru, desde Elx. “Se teme que esa mujer ejerza presión sobre mi prima para que hable bien del supuesto gurú Félix Steven Manrique”.

Patricia Aguilar fue encontrada en la noche del miércoles, sola y al cuidado de varios menores, entre ellos su bebé de un mes, en una especie de cuadra ubicada en una zona considerad­a peligrosa de la selva peruana, tras un operativo realizado desde la Fiscalía de Tratas de Perú. El bebé estaba envuelto en un pequeño trapo y lleno de picaduras de insectos, mientras que la joven y los menores se encontraba­n sucios y desnutrido­s, ya que “al parecer, sólo se les llevaba comida una vez a la semana”.

En el albergue de acogida también se encuentran los menores, así como varias mujeres, muy delgadas y con signos de violencia, que fueron halladas en otra casa, enclavada a varios kilómetros de la de la joven ilicitana y donde la Policía localizó y detuvo al líder de la presunta secta conocida como Gnosis, Félix Steven Manrique, quien supuestame­nte se dedicaba a captar a jóvenes a través de las redes sociales. El hombre está acusado, de momento, de un presunto delito de trata de seres humanos.

Noelia Bru explica la gran implicació­n del padre de su prima al que en algunos medios de comunicaci­ón se le llama “padre coraje” por su tenacidad y valentía. A su juicio, Alberto Aguilar ejerció de investigad­or, espía, agitador de la opinión pública en Perú, proveedor de recursos a la policía y diplomátic­o, para poder recuperar a su hija.

“Tuvimos que pagar nosotros los coches para que la policía llegara a la selva para localizar al gurú de la secta y a las mujeres”, sostiene. Pese a la carencia de recursos, la policía peruana mostró una “absoluta entrega”. “Fue gracias a que Alberto apareciera en los medios de comunicaci­ón de Perú que se aceleró su búsqueda”, indica. El padre denunció entonces que su hija había caído en manos de la presunta secta liderada por Félix Steven Manrique, si bien la propia joven se presentó en varios medios de comunicaci­ón donde afirmó que se encontraba junto a él por su propia voluntad. No obstante, la policía peruana empezó a actuar. “La policía nos dijo que no tenían dinero ni muebles para alquilar una habitación cerca de donde estaba y vigilar sus movimiento­s para localizar a Patricia y Alberto colaboró”.

El autodenomi­nado “príncipe Gurdjeff” convivía con dos mujeres que eran las que trabajaban. “No salía de la habitación ni para hacer sus necesidade­s, pero la policía observó que allí no estaban ni mi prima ni los niños”

Una de esas mujeres, según Noelia, era la que estaba al mando. La vigilancia dio sus frutos y la policía informó a Alberto de que ya tenían localizada, a cuarenta minutos de esa casa, a Patricia, que vivía en condicione­s infrahuman­as en una cuadra. “Nos dijeron que Alberto no podía ir con la policía, y esperamos. Todo se precipitó cuando supimos que el gurú iba a salir de la casa, y temían que trasladara a Patricia a otro lugar más escondido”.

“Se teme que una de las mujeres ejerza presión sobre la chica para que defienda al gurú”, indica su prima

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MILTON CAHUANA / EFE Patricia Aguilar con su bebé en brazos entre las otras dos mujeres del gurú y los niños rescatados

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