Recuerdo ejemplar
Réquiem de Verdi Intérpretes: L. Crocetto, E. Gubanova, Ch. Castronovo, A. Vinogradov (solistas); Cor Intermezzo (J.L. Basso, dirección); OBC. Director: Giampaolo Bisanti Lugar y fecha: Peralada (5/VII) Como espectador privilegiado de los últimos veinte años de la vida musical en Catalunya, escuchar esta versión del Réquiem de Verdi en recuerdo de Carmen Mateu supone alimentar un compromiso con su ejemplo y su legado. Se habla mucho de la burguesía catalana, de sus valores y de su quehacer en la construcción de un país; se rememora este sector social cuando se actualiza en L’auca del señor Esteve, de Rusiñol, o cuando visitamos el Palau Güell, y se puntualiza la gran aportación cultural que se llamó modernismo y se señalan sus contradicciones… Catalunya vive de este legado que, a la vez que en la economía, dejó su impronta transformada en arte, de proyecto de país.
Mucho ha cambiado desde aquella construcción que provocó serios encontronazos sociales, aunque al menos hasta las últimas décadas el mecenazgo y el compromiso con la cultura encuentran valedores. Signo de ello fue Carmen Mateu de Suqué que nos ha dejado hace pocos meses. Símbolo sin duda de Peralada, su mirada esperanzada, inquieta, de ilusión, incluso modesta, la encontrábamos en numerosos momentos musicales de nuestros grandes centros a lo largo del año.
Siempre se habla en una sociedad de impronta masculina –que felizmente está cambiando– de las mujeres importantes detrás de grandes hombres, y en este caso debemos también recordar siempre a su lado a su marido, Arturo Suqué. Así fue que esta versión del Réquiem de Verdi que inauguró la 32 edición propició en algunos –al margen de lo que tiene de espectáculo– el rincón de la reflexión, de la interioridad, de la importancia de la vida. Siempre en un ámbito espiritual… y ya que el ejercicio de la crítica debe tomar en cuenta la materialización de ese hecho artístico, a ello vamos. En estos cometidos la organización del festival pone lo mejor, ilusión y profesionalidad y es así como cumplen su función; y en este caso una versión contundente, con momentos emotivos y gran proyección musical, todo construido con mucho trabajo.
Aunque, dado que estamos en el terreno de lo humano, éste se manifiesta siempre con sus lógicas contradicciones y deja la perfección en un plano volitivo que en una interpretación depende de múltiples circunstancias. El cuarteto vocal de gran responsabilidad en esta obra merece un equilibrio tímbrico, de carácter, que en este caso no fue homogéneo. Con destellos de calidad en algunos momentos; sin duda el tenor ejerció los momentos más logrados en matices y recursos. Desigualdad en la soprano, muy joven aún y con posibilidades, regularidad en la contralto y un bajo con brusquedad en articulación y el timbre.
Muy buen trabajo del coro, acertada selección de profesionales y sobre todo un buen director y nuestra OBC atenta, aunque con notorio desequilibrio en los cellos. El trabajo de Bisanti, muy profesional y adecuado al lugar, con matices acertados y cohesión en la expresión. No existe la perfección, sólo en la memoria, y en ella estaba doña Carmen.