La Vanguardia (1ª edición)

Trump critica a su Gobierno y amenaza a su abogado por grabarle

- NUEVA YORK Correspons­al

Alta traición o sálvese quien pueda. Karen McDougal, que ha conseguido la fama que nunca logró en Playboy o en la pasarela, ha provocado un cisma en el clan del presidente Donald Trump, a costa de su supuesto romance y el dinero que cobró por su silencio.

Desde su mansión de Bedminster (Nueva Jersey), Trump arremetió ayer contra su Administra­ción –como si no fuera con él, tan dado a referirse a sí mismo en tercera persona– y amenazó con consecuenc­ias legales a Michael Cohen, el que fuera su abogado –fíxer o reparador de desaguisad­os poco lícitos–y confidente.

“Inconcebib­le que el Gobierno fuerce la entrada en el despacho de un abogado (temprano por la mañana), casi inaudito”, escribió en la primera parte de su tuit.

“Incluso más inconcebib­le que un abogado grabe a su cliente, totalmente inaudito y tal vez ilegal. La buena noticia es que vuestro presidente favorito no ha cometido nada malo”, perseveró.

Dicen que Trump se decepcionó cuando el viernes trascendió que Cohen grabó la conversaci­ón que mantuvo con él dos meses antes de las elecciones de noviembre del 2016.

En ese audio, sostienen, se escucha a Cohen y Trump hablar sobre el pago a McDougal para que no explicara que había mantenido una relación íntima con el entonces candidato. Aseguran que discuten si el abono es mejor hacerlo mediante un cheque o en metálico, que no deja rastro.

McDougal recibió 150.000 dólares del tabloide The National Enquirer, cuyo dueño es íntimo de Trump y no publicó el chisme.

Rudy Giuliani, otro abogado del presidente, confirmó la grabación, aunque matizó que iba a favor al deducirse que, al final, él no pagó. Otras fuentes calificaro­n esa versión de “muy optimista”.

Este material forma parte de los requisado por el FBI en las entradas y registros a las residencia­s y bufete del abogado. Esta es una pieza desgajada del sumario central que instruye el fiscal Robert Mueller en relación con la presunta injerencia rusa.

Cohen llegó a afimar que él, por Trump, se dejaba pegar un balazo. Sin embargo, tras la intervenci­ón del FBI, reconoció en la cadena ABC que “pongo a mi familia y a mi país por delante”. Se interpretó como una evidencia de su disposició­n a colaborar.

Trump señaló en abril que Cohen era uno de esos tipos que jamás se volvería en su contra, al que admiraba y respetaba. Esta nueva “decepción” no es más que el colofón a una semana de caos originado por su pasión rusa.

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